Sardá presentó una colección de lencería colorista y Alma Aguilar apostó por el romanticismo

Cibeles huye de la innovación y apuesta por la continuidad

Modelo de lencería de la firma Sardá. (Foto: )
La diversidad de lenguajes y formas de dibujar patrones que se presentaron en la cuarta jornada de Cibeles Madrid Fashion Week, ni hablan de marcar tendencias, ni de innovación, sino de continuidad.
En una perfecta armonía, Sita Murt exhibió en sus 38 salidas un contraste de texturas, tejidos y colores con un lenguaje cien por cien urbano y femenino. La diseñadora se inspiró en la calle de Nueva York 'Little West Street', donde los edificios de ladrillos rojos 'realzan el estilo de las mujeres', según explicó, que dijo que la jóvenes neoyorquinas mezclan prendas y estilos sin complejo alguno. Los pantalones, sin afán de protagonismo, se convirtieron en el perfecto compañero de prendas de punto como jerseys, capas y chaquetas.

Con más de 1.900 puntos de venta y tienda propia en París, Sita Murt asegura que la crisis sirve para 'agudizar el ingenio y estar más vivo'. A este desfile, amenizado por una banda de música en directo, acudieron un nutrido número de famosos, entre ellos la hija de Isabel Preysler y Miguel Boyer, Ana; Alfonso de Borbón, Alejandra Rojas Marcos o Alonso, el benjamín del expresidente del gobierno de España José María Aznar.

Adolfo Domínguez presentó una colección de otoño-invierno 'con divertidas y alegres notas flúor', según explicó Tiziana, hija y colaboradora principal del creador.


ANDRÉS SARDÁ

Colorista y alegre, como la cultura latina que la inspiró, es la colección 'Sueños latinos' de Andrés Sardá, en la que delicados y sensuales ligueros y culottes se combinan con otros tejidos más rudos, como el tricot o el crochet, para alumbrar originales prendas lenceras. Los modelos de Nuria Sardá, hija del diseñador y heredera de la firma, supusieron un derroche de fantasía sobre la pasarela de Cibeles Madrid Fashion Week, encontrando su fuente de inspiración en los años 50. Líneas 'balconet' sin relleno, estampados animales, juegos de tules en faldas y vestidos e incrustaciones de cristal de swarovski sobre monos y bodys de muselina y organza son los elementos centrales de la colección nocturna.

La madrileña Alma Aguilar puso el toque romántico a la cuarta jornada de Cibeles, con una colección surgida de una reciente visita a un hotel de Formentor (Mallorca) que le encantó, así como la 'utopía' con la que fue creado: como centro neurálgico de artistas. Según contó la diseñadora, le pareció que el hotel tenía 'una bonita historia que contar', de la que han surgido prendas inspiradas en los años 50 y en las 'elegantes' mujeres de esa época, con una paleta cromática muy amplia dominada por el blanco, el negro y otros tonos 'vivos' como el rojo sangre o el melocotón.

Miguel Palacio apostó por una colección que marca la silueta femenina con prendas muy rectas y dos tipos de bajos: los minis y los maxi-largos, como los de sus monos, a los que da un toque elegante con la inclusión de 'paillettes'.

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