Profesionales de ONGs recuerdan la necesidad de mejorar sus prestaciones y condiciones

Los cooperantes reivindican más tiempo para la familia

Bebé en un campamento de Haití (Foto: EFE)
Aunque compaginar el trabajo como cooperante con la vida familiar mejoró en los últimos años, profesionales de distintas ONG que realizan su labor en países en vías de desarrollo recordaron la necesidad de seguir evolucionando sus prestaciones y condiciones mientras están en un destino.
El Día del Cooperante, que se celebró el pasado 8 de septiembre por quinto año consecutivo, coincide con la fecha de aprobación en España en 2006 del Estatuto del Cooperante, que especifica los derechos y obligaciones de estos profesionales durante sus labores humanitarias.

Las condiciones de los aproximadamente 2.000 cooperantes españoles -la mitad de ellos miembros de la Coordinadora ONGD-España- varían considerablemente en función de la organización para la que trabajan, aunque todas deben respetar unos mínimos recogidos en el Estatuto, como un colegio gratuito para los hijos, seguridad social, gastos de equipaje o alojamiento. A partir de estas prestaciones, algunas organizaciones facilitan ayudas adicionales como cobertura médica para toda la familia del cooperante o una vivienda separada del resto de compañeros, lo que facilita la conciliación de la vida personal con un trabajo desarrollado mayoritariamente en el extranjero.

EL RETO DE CONCILIAR
Aunque varios cooperantes resaltaron que desarrollar este trabajo y tener familia es ahora mucho más fácil que hace unos años, consideran que aún hay aspectos en los que mejorar. Lucía Losoviz, quien trabajó como cooperante expatriada durante seis años en Latinoamérica y en la actualidad es responsable de los Programas Internacionales de Save the Children, dijo que las ONG deberían velar más por la seguridad física y por la salud emocional de estos profesionales.

'Además de estar lejos de sus seres queridos, el hecho de vivir de forma constante con personas en situación de vulnerabilidad y ver ciertas desigualdades sociales e injusticias afecta mucho a la salud emocional de los cooperantes', explicó Lucía. Durante su trabajo en destinos extranjeros, Lucía contó con la compañía de su pareja, cuyo seguro médico y parte de su traslado fue financiado por la organización para la que ella trabaja, por ello cree que en la actualidad es mucho más fácil compaginar este tipo de trabajo con la vida familiar.

'Se avanzó mucho de la época en la que yo fui cooperante a lo que es ahora con la entrada en vigor del Estatuto, aunque tener familia no es igual de fácil en todos los países', aseguró. Según su experiencia, los cooperantes destinados en Latinoamérica, Senegal y Filipinas encuentran menos dificultades para tener hijos que los que participan en proyectos de desarrollo en países como la República Democrática del Congo.

A este respecto, la ONG Médicos del Mundo agregó que en la actualidad sólo en 'contextos muy específicos' como Haití, los campamentos de refugiados saharauis, la región sudanesa de Darfur o la emergencia del Cuerno de África es incompatible la tarea de cooperante con la presencia de la familia, debido a las peores condiciones de seguridad y a la falta de infraestructuras. Según la organización, muchos cooperantes españoles no dejan su trabajo cuando deciden tener familia, sino que optan por solicitar un cambio de destino.

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