Romántico paseo del presidente y la ex modelo con Keops como escenario.

Sarkozy y Carla Bruni pasean de la mano bajo las pirámides de Egipto

Sarkozy y Carla Bruni, al fondo las pirámides de Keops.
El presidente francés, Nicolás Sarkozy, se paseó hoy de la mano de su novia, la modelo y cantante Carla Bruni, por las milenarias pirámides egipcias de Keops, Kefrén y Micerinos.
Después de la reunión de trabajo mantenida con el presidente egipcio Hosni Mubarak, en la que trató todos los asuntos de la política de Oriente Medio y tras la que no dudó, incluso, en amenazar a Siria con cortar las relaciones, Sarkozy se tomó un respiro con Bruni.

Como dos turistas cualquiera, los novios se dejaron cautivar en una visita de una hora por el misterio de estos tres colosos de la arquitectura faraónica a la luz del atardecer africano.

Casi sin turistas, aunque rodeados de un gran dispositivo policial, la pareja de enamorados, que ha levantado la crítica de los egipcios más conservadores, debido a su ’amancebamiento’, se escondió de las miradas más curiosas en las entrañas de la gran pirámide de Keops.

A la salida, Bruni no podía ocultar su emoción y su alegría, que compartió en todo momento con Sarkozy, con quien realizó la mayor parte del periplo cogida de la mano.

Tras un paseo panorámico se acercaron a la esfinge de Guiza, una de las estatuas más célebres y descomunales del mundo, a la que, según las ’leyendas animadas’, el también galo Obélix (personaje de ficción de cómic) le arrancó la nariz.

La esfinge, con cuerpo de león y con la cabeza similar a la del faraón Kefrén, lleva el tocado real faraónico, y una barba postiza en el mentón, que desapareció junto a la nariz.

Esta estatua, esculpida en un solo bloque de roca natural, cuenta con más de 4.500 años de antigüedad.

Sarkozy, parte de su familia y su novia llegaron el pasado día 25 a Luxor, donde se alojaron en el lujoso hotel Old Winter Palace para pasar sus vacaciones de Navidad, antes de comenzar hoy en El Cairo una visita oficial que, de todos modos, no le ha quitado tiempo para hacer un poco de turismo tras una dura jornada laboral.

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