El cardenal Lluís Martínez Sistach opina que los niños sin estudios de religión 'padecen un analfabetismo de cultura religiosa que incide en su nivel cultural general, más bien bajo', y que al no darles una formación religiosa se fomenta su 'atracción por las sectas y los fundamentalismos'.
En la carta pastoral que ayer publicó la hoja dominical de la archidiócesis de Barcelona, titulada 'La clase de religión enriquece a los hijos', el cardenal-arzobispo animó a todas las familias que estos días empezarán a matricular a sus hijos para el próximo curso para que 'pidan la clase de religión católica para sus hijos'.
Para el arzobispo, esta enseñanza es 'muy importante', por lo que 'al formalizar la matrícula de un hijo en la escuela, las familias católicas tienen que pedir la clase de religión'. 'Hoy los niños y adolescentes padecen un analfabetismo de cultura religiosa y esto incide en su nivel cultural general, más bien bajo. La clase de religión contribuye a que los alumnos puedan comprender muchísimos contenidos de nuestra historia, de nuestra cultura que están tejidos de contenidos cristianos', argumentó el prelado.
'Difícilmente -abundó el cardenal- se puede comprender nuestra historia, nuestro arte y nuestra cultura si no se tiene un conocimiento notable de la religión católica. Forma parte de nuestra identidad'.
Según Martínez Sistach, las clases de religión y moral católica ofrece valores 'serios y auténticos' frente a los que ofrece la sociedad actual a los adolescentes y los jóvenes.
'ATRACCIÓN FATAL'
'Las familias que no desean ninguna formación religiosa para sus hijos o la escuela que no los facilita se pueden preguntar si la atracción de la juventud hacia las sectas o los fundamentalismos no son una consecuencia de ocultar algo tan normal y humano como es la experiencia religiosa seria', explicó Martínez Sistach.
El cardenal-arzobispo, que este fin de semana estaba en el Vaticano, insistió en su pastoral que solo las clases de religión ofrecen 'valores sólidos y permanentes que puedan dar significado y finalidad a su vida'. 'La clase de religión ayuda a encontrar estos valores que dan sentido a nuestra vida, satisfacen nuestro deseo innato de trascendencia y enriquecen nuestra cultura personal', concluyó.
Para el arzobispo, esta enseñanza es 'muy importante', por lo que 'al formalizar la matrícula de un hijo en la escuela, las familias católicas tienen que pedir la clase de religión'. 'Hoy los niños y adolescentes padecen un analfabetismo de cultura religiosa y esto incide en su nivel cultural general, más bien bajo. La clase de religión contribuye a que los alumnos puedan comprender muchísimos contenidos de nuestra historia, de nuestra cultura que están tejidos de contenidos cristianos', argumentó el prelado.
'Difícilmente -abundó el cardenal- se puede comprender nuestra historia, nuestro arte y nuestra cultura si no se tiene un conocimiento notable de la religión católica. Forma parte de nuestra identidad'.
Según Martínez Sistach, las clases de religión y moral católica ofrece valores 'serios y auténticos' frente a los que ofrece la sociedad actual a los adolescentes y los jóvenes.
'ATRACCIÓN FATAL'
'Las familias que no desean ninguna formación religiosa para sus hijos o la escuela que no los facilita se pueden preguntar si la atracción de la juventud hacia las sectas o los fundamentalismos no son una consecuencia de ocultar algo tan normal y humano como es la experiencia religiosa seria', explicó Martínez Sistach.
El cardenal-arzobispo, que este fin de semana estaba en el Vaticano, insistió en su pastoral que solo las clases de religión ofrecen 'valores sólidos y permanentes que puedan dar significado y finalidad a su vida'. 'La clase de religión ayuda a encontrar estos valores que dan sentido a nuestra vida, satisfacen nuestro deseo innato de trascendencia y enriquecen nuestra cultura personal', concluyó.
