El reciente envenenamiento de un perro lobero negro provocó la alarma de los muchos barquenses que llevan sus mascotas al Paseo do Malecón, soltándolas sobre la orilla derecha del río Sil. El veneno provocó la muerte fulminante de Toby cuando corría por la zona próxima a las piscinas municipales. No es la primera vez que en este mismo lugar muere envenenado un can. Hace unos tres años le sucedió lo mismo a un animal de raza pomerania y ya entonces se hablaba de que no fue el primero. Todos estos antecedentes dispararon la preocupación de los vecinos.
"Era un perro muy activo pero salió del agua y a los 20 segundos se desplomó. Cogí el perro en el hombro y lo llevé hasta el veterinario, que está a solo unos metros, pero ya le vi en la mirada que se moría", comentó el dueño de Toby, Jesús Antonio Hernando. "Tuvo que ser algo muy tóxico", añadió. Además, explicó que comentó el envenenamiento de su mascota a la Policía Local, aunque no llegó a denunciar. Ayer, este barquense exclamaba: "Tengo miedo por él", refiriéndose al otro animal que le hace compañía, este de raza fox terrier.
"Alguien está dejando veneno, siento que haya gente así en el pueblo"
Desde la protectora Peludines Callejeros de Valdeorras, Jorge Yáñez invitó al dueño del perro envenado a denunciar lo ocurrido: "Yo le diría que denuncie para que no vuelva a suceder". Añadió que la muerte del perro pudo ser una consecuencia de "que alguien está dejando veneno. Siento que haya gente así en el pueblo", comentó.
La investigación que la Policía Local inició en el anterior caso de envenenamiento de una mascota llevó a los agentes a plantear la posibilidad de que el veneno utilizado, del tipo de la estricnina, procediese de Portugal, pues es un producto que está prohibido en España.
La concejala de Medio Ambiente, Diana Urdangaray, comentó que, cuando ocurrieron los anteriores casos de envenenamientos de mascotas, se habló de que había aparecido carne con veneno, una circunstancia que no se dio estos días. "Non temos visto nada", dijo. También comentó que los agentes de la Policía Local investigarán este suceso. En todo caso, refiriéndose a Toby, explicó que "foi saír da auga e quedar no sitio".
Entre los propietarios de mascotas se disparó la preocupación a raíz de este último caso y algunos ya se piensan seriamente seguir acudiendo a la orilla del Sil, en las inmediaciones de las piscinas municipales, para soltar a sus mascotas. Este lugar es frecuentado por numerosos vecinos, quienes incluso llegaron a crear algún que otro grupo de "Whatsapp" para citarse con sus animales de compañía. El Concello permite soltar las mascotas, siempre que estos no invadan la zona destinada a la playa fluvial del río Sil, o lo que es lo mismo, el tramo de la orilla que está situado aguas abajo de la pasarela peatonal.
