La elevada mortalidad, ausencia de vacunas y sus capacidades de transmisión entre personas y mutación hacen que la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo sea una de las enfermedades que más preocupan a la Organización Mundial de la Salud. Tras el primer caso detectado en el Bierzo, en 2021, investigadores del Grupo de Investigación en Sanidad y Biotecnología (SaBio) del Instituto de Investigacíon en Recursos Cinegéticos (IREC-CSIC, UCLM; JCCM), con la colaboración de científicos del Centro Nacional de Microbiología (Instituto de Salud Carlos II, Madrid), iniciaron un estudio para determinar si el virus circulaba en garrapatas en las afueras de Ponferrada.
Los investigadores recorrieron a pie 30 kilómetros de la periferia de la capital de la vecina comarca berciana, recogiendo garrapatas con mantas de algodón y también observaron rastros de ungulados silvestres (mamíferos), y se evaluó la presencia de la garrapata que transmite la enfermedad en función de la densidad de explotaciones y de ganado vacuno. Llevadas al laboratorio, se comprobó que 10 de los 95 ejemplares analizados “estaban infectados por el virus de la fiebre hemorrágica Crimea-Congo”, según informó el IREC, que considera que “los resultados en este escenario emergente sugieren la necesidad de considerar que el virus de la fiebre hemorrágica Crimea-Congo puede estar efectivamente extendiéndose al noroeste de España”.
El IREC indica que la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo apareció en humanos en el noroeste español en 2021, con un caso asociado a la picadura de una garrapata en las afueras de Ponferrada, registrándose otros dos en 2022, “con el resultado trágico del fallecimiento de un agente forestal de 51 años”. Con ellos, son 13 los confirmados en España desde 2013.
