Brujas, la orquesta que nació en una noche de fin de año

photo_camera La Orquesta Brujas, diez artistas a escena

Desde Carballo de Bergantiños se mueve por toda España con más de cien actuaciones anuales

En el mes de octubre de 1988 comenzó a fraguarse la Orquesta Brujas. En la noche de ese fin de año siguiente se presentó en sociedad, en una sala de fiestas en de la localidad de Carballo de Bergantiños. Comenzaron siendo tan sólo dos cantantes, pero ahora, adaptándose a los nuevos tiempos han ampliado su plantilla a 3 vocalistas pues es lo que se demanda en las fiestas.

Brujas, está formada por 10 músicos: María del Mar González, cantante femenina, y como cantantes masculinos, Cristian Pérez y Miguel Ángel Estévez. Del ritmo se ocupan Manuel Ricardo Ruiz, bajista, Alejandro Iglesias percusión y Francisco Javier Baleirón Teclista y guitarrista. Con los metales tenemos a Ramón Muñiz saxofonista, Jesús Miguel López, trombonista que además canta y hace voces, Vicente Romero, que es el trompeta primero, José Manuel Romero, apodado el “Che”, que es trompeta segundo y también toca teclado.

Tocan un repertorio que es prácticamente dirigido por el público. "Nos amoldamos al gusto de cada público que se pone frente al escenario y hacemos un pase a la medida de cada fiesta", comenta Che.

José Manuel Romero recuerda los tiempos en los que hacían 180 galas al año. Ahora la media está en poco más de cien. "Resistimos como buenos luchadores que somos y nos adaptamos a los tiempos. Unos tiempos en los que la facturación ha caído más de un 40 por ciento y las contrataciones de las comisiones de fiestas se cierran en el último minuto, lo que hace más difícil organizar tu propio trabajo".

La ruta de la Orquesta Brujas sigue las cuatro provincias gallegas, Castilla-León, Asturias, Madrid,, Cantabria, Cáceres... se mueven por España.

Entre las anécdotas que recuerda José Manuel Romero, una que ahora le hace mucha gracia pero que en su momento no tuvo ninguna, fue que llegaron a un sitio y montaron su escenario y cuando iban a empezar a tocar, se le acercó el que les había contratado para recordarle que la fiesta era ese día, sí, pero al año siguiente.

"La vida del artista sigue siendo muy esclava", comenta el trompetista de Brujas, "nada que ver con esa idea mítica y romántica que muchas personas imaginan. El trabajo es siempre o casi siempre nocturno y agotador, miles de kilómetros en la carretera, las horas muertas de espera entre una sesión y otra y algo que la gente suele olvidar, las horas de estudio y de ensayo sin las que sería imposible que una orquesta saliera a escena tocando su repertorio".

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