El síndrome postvacacional de regreso al trabajo después del descanso estival es más acusado entre mujeres de 25 a 29 años

A ellas les cuesta más volver a la rutina

Un grupo de personas trabaja con ordenadores en una oficina.
Seis de cada diez españoles -el 57 por ciento- reconoce que sufre el denominado síndrome postvacacional al experimentar al volver al trabajo una pequeña depresión, que se supera poco a poco con el paso de los días. Este síndrome se expresa en una serie de síntomas variables: irritabilidad, tristeza, insomnio, dolores de cabeza, alteraciones en el apetito o desmotivación.
Así se desprende de un estudio elaborado por Randstad, empresa especializada en recursos humanos, entre cerca de 1.600 personas de toda la geografía española durante el mes de agosto. El perfil del afectado por este proceso depresivo es el de una mujer, española, de entre 25 y 29 años, y con estudios universitarios. Ellas sufren más que los hombres ya que su porcentaje es de un 63 por ciento frente al 51 por ciento de los varones.

El punto álgido está en la segunda etapa del desarrollo profesional, ya que a los trabajadores de entre 25 y 29 años es a los que más les cuesta volver, con un porcentaje del 65 por ciento. A partir de los 45 años es cuando la vuelta a la oficina parece más llevadera y casi la mitad de los consultados -49 por ciento- reconoce que no sufre estos síntomas.

Las personas con estudios básicos afirman por una ligera mayoría que no les cuesta volver al trabajo tras su periodo de descanso -un 52 por ciento- pero, a partir de ese punto, aumentan no sólo la complicación de las tareas, sino las responsabilidades de los puestos y la dificultad para ponerse manos a la obra.

Mejor, ‘en pocos días’

Por último, en cuanto a nacionalidad, los españoles parecen tener más dificultades para regresar a su empleo que los extranjeros. Así, un 60 por ciento reconoce haber sufrido en alguna ocasión el síndrome postvacacional frente al 46 por ciento de los inmigrantes. Para casi la mitad de los consultados, los síntomas desaparecen ‘en pocos días’ y, en todos los grupos, la mayoría de los profesionales necesitan tan sólo entre dos o tres jornadas para hacerse a la nueva situación.

La recuperación, de un día a una semana

Los porcentajes se reparten de la siguiente manera: un 21 por ciento dice que tiene síntomas un día; el 35 por ciento afirma que necesita dos o tres días para superarlo; un 29 por ciento admite que al menos necesita una semana y el 15 por ciento precisa de más de siete días para adaptarse.

Las mujeres necesitan más tiempo que los varones: un 16 por ciento tarda más de una semana, un 29 por ciento necesita una semana, un 36 por ciento entre dos y tres días, y sólo un 19 necesita un día. Ellos, en un 47 por ciento de los casos, tardan menos de tres días y sólo un 14 requieren más de una semana.

Los jóvenes son los que demuestran signos más rápidos de recuperación, puesto que un 26 por ciento confiesa que tarda tan sólo un día. De nuevo los profesionales de entre 25 y 29 años muestran sus problemas con la vuelta al trabajo, puesto que un 35 por ciento necesita dos o tres días y un 33 por ciento al menos una semana. En el caso de los universitarios, un 19 por ciento requiere más de una semana y un 34 por ciento una semana completa. Los titulados de FP tardan, en un 59 por ciento, menos de tres días; un 42 por ciento de titulados en Bachillerato entre dos y tres días y un 59 por ciento de personas con estudios básicos menos de tres días.

La motivación, fundamental para el niño

Los padres deben motivar a sus hijos para que la vuelta al cole se convierta en algo paulatino y divertido. Para restablecer la disciplina escolar los padres deben crear un vínculo destinado, entre otras cosas, a fomentar la autoestima.

Los padres deben motivar a los hijos para que ‘la vuelta al cole’ se convierta en ‘una actividad paulatina y divertida’, según señaló ayer la red de centros de enseñanza Kumon. El director de comunicación de Kumon, Aurelio Sánchez, explicó que para restablecer la disciplina escolar ‘los padres juegan un papel importante, ya que deben crear un vínculo comunicativo, para fomentar la seguridad, la autoestima y combinarlo con una serie de actividades concretas, con el objetivo de estimular el comportamiento de los niños y retomar de forma positiva la constancia, los hábitos y los horarios a los que el joven o el niño deberán hacer frente durante todo el cruso escolar.

Así, los padres deben evitar comentarios negativos de la vuelta a las actividades escolares y potenciar los aspectos positivos de incorporarse a un nuevo curso, como por ejemplo, el reencuentro con los amigos, conocer nuevos profesores y descubrir nuevos retos. Asimismo, recomiendan a los padres ver con los niños los libros de texto que utilizarán durante el nuevo curso escolar y los diferentes accesorios que utilizarán en el nuevo periodo en el colegio, así como planificar con ellos la realización de los deberes escolares, estableciendo horarios y programando las actividades extraescolares.

Preparación previa

Antes de comenzar el colegio, es aconsejable que los niños dediquen algunos minutos a la lectura y ejercicios matemáticos, para estimular la concentración y la atención.

Por otra parte, desde el punto de vista de la psicología y pedagogía, la motivación se compone de los diferentes estímulos que mueven al estudiante o al niño a comportarse de una forma determinada o realizar diferentes acciones para lograr un objetivo, objetivo marcado previamente y hacia el que deben dirigirse precisamente dichos estímulos.

Por ello, los especialistas consideran que la motivación desempeña tres funciones: activar y dar energía a la conducta, dirigirla y regularla, para, una vez el niño se encuentre en pleno curso, ir superando etapas destinadas a hacer más llevadera la temporada escolar.

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