El fracasado proyecto de un museo de pintura

Doña Hermesínda, familiar de San Rosendo, retratada por Gregorio Ferro, uno de los cuadros del Museo.
photo_camera Doña Hermesínda, familiar de San Rosendo, retratada por Gregorio Ferro, uno de los cuadros del Museo.

Esta es la triste historia del museo de pintura ourensano que pudo ser y no fue, contada por don Juan Fernández Pérez, jefe de la Biblioteca provincial, a partir del catálogo de dicho museo, que se encuentra en la Biblioteca que él dirige. Se trata de un folleto de 40 paginas impreso en “La Popular”. En junio de 1844, el Gobierno que preside Narváez ordena crear museos en todo el país para recoger los numerosos tesoros que la desamortización de Mendizábal arrebató a los monasterios y conventos, y evitar que se pierdan o pasen a manos particulares, cosa que realmente pasó. Para realizar esa labor se crea la Comisión de Monumentos, que cumple con su cometido reuniendo los objetos artísticos recogidos en el seminario de San Fernando bajo la dirección de don Bonifacio Ruíz, con un sueldo de 6.000 reales. Para llevar a cabo su misión cuenta con un auxiliar que cobra 3.000 reales y un portero por 1.500 reales. El catálogo que contiene este folleto incluye 93 pinturas, la mayoría de tema religioso y a las que el autor anónimo de la catalogación no duda en calificar, en algunos casos, de malísimas. Exactamente 35 no llegan a exponerse debido a su mala calidad. Muchas proceden del Monasterio de Celanova y algunas son atribuidas con cierta ligereza a pintores consagrados como Leonardo Da Vinci. Debido a los acontecimientos históricos y la falta de edificio definitivo en el que instalarse, el Museo fue tomando carácter itinerante dispersándose las pinturas por locales de la Diputación, el Instituto de Enseñanza y el Convento de Santo Domingo. Ante semejante “desfeita”, la Comisión de Monumentos propone tres soluciones: crear una comisión que busque y reúna los cuadros dispersos por la ciudad; editar el catálogo y crear un nuevo museo. Según parece, sólo la segunda se hizo realidad.

En 1989, la investigadora Yolanda Barrio Canal publica un anexo al Boletín Auriense en el que cuenta la historia del Museo incluyendo fotografías de los 15 cuadros que localiza conservados en edificios públicos, aunque no hay que descartar que algunos, debido al descontrol que hubo, hayan pasado a manos privadas.

(Fondo Biblioteca Diputación).

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