“Vakamulos”, y por parejas en Viana

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photo_camera Miembros de la peña Santo Cristo junto a los animales abatidos el pasado domingo.
La peña Santo Cristo de Viana dio caza a dos jabalíes que superaban los 100 kilos de peso. En menos de ocho días, han sido abatidos en la zona tres ejemplares de estos “vakamulos” cada vez más comunes en los montes ourensanos. 

Si hace una semana la peña Nova de Vilariño de Conso sorprendía tras abatir un jabalí de 154 quilos en los montes de Soutogrande, este fin de semana fue el turno de la peña Santo Cristo de Viana do Bolo. En su última jornada de caza mayor, llevada a cabo el pasado domingo, fue este grupo de cazadores el encargado de abatir tres jabalíes, dos de ellos con un peso superior a los 110 quilos. 

El abandono de tierras en el rural hace que estos animales se sobrealimenten hasta alcanzar grandes dimensiones

La peña, presidida por Tomás Ochoa, se encargaba de cubrir la mancha de Mourisca, muy próxima a la cabeza del municipio. Un total de 22 cazadores y 30 perros iniciaban bien temprano la jornada de caza, pero no fue hasta el mediodía cuando se abatió al primero de estos dos grandes ejemplares y fue  precisamente Tomás Ochoa el encargado de hacerlo. El segundo de ellos se abrió camino entre los cazadores a última hora de la tarde y fueron dos los puestos que dispararon al animal. El gran peso de ambos hizo que tuviera que ser un coche de gran cilindrada el encargado de mover al jabalí de entre las zarzas. Los miembros de la cacería posaban orgullosos junto a los animales, que serán repartidos entre los participantes para su consumo. 

En tan solo ocho días han sido abatidos tres ejemplares de grandes dimensiones en los montes colindantes de Viana do Bolo y Vilariño de Conso. Pero no es la primera vez en la temporada, según explica Diego García, cazador y propietario de parte de la rehala de la peña Santo Cristo, hace aproximadamente un mes habrían dado caza también a tres jabalíes de grandes dimensiones. 

La presencia de estos “vakamulos” en los montes ourensanos es cada vez más común, algo que sin duda amedrenta a algunos vecinos. Adelina García, ingeniera agrónoma residente en la zona, afirma que el abandono de tierras que atraviesa el rural en los últimos tiempos hace que estos animales campen a sus anchas y se sobrealimenten durante años hasta alcanzar grandes dimensiones -y es que pueden llegar incluso a tener entre 8 o 10 años-. Su vida es esconderse entre las zarzas, alimentarse y volver a su lugar de encame. Otra de las razones que podrían contribuir a su longevidad y peso es la dificultad de su depredador, el lobo, a la hora de “enfrentarse” en solitario a animales de tal envergadura y agresividad. “Aínda que hai lobos, non hai unha gran poboación nesta zona. Quizais unha manada podería enfrontarse a un animal destas características, pero non en solitario”, afirma Adelina.  Así lo corrobora también Diego García, quien afirma que últimamente es más común ver a estos “vakamulos” ya que el lobo depreda a los ejemplares de menor tamaño a los que considera más débiles y accesibles.

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