El equipo ourensano suma seis victorias en las siete últimas jornadas tras remontar al filial blaugrana y se coloca a un triunfo de la segunda plaza
Le cuesta a Gonzalo García de Vitoria salir del discurso "simeonesco" que tan buen resultado le ha dado. Pero no le queda otra. Su equipo lo ha ido arrinconando sin remedio a un situación tan cómoda e ilusionante que es imposible no hablar de algo más que la permanencia. Para empezar porque si no está conseguida poco le falta. La cifra de las 12 victorias la alcanzó ayer con un triunfo rescatado a base de esfuerzo y hambre. Liderado por un banquillo que ha pasado de testimonial a protagonista con el paso de las jornadas. Su crecimiento resume por sí solo el del equipo.
El COB repitió el error de hace una semana ante el Granada. Salió blando en defensa. Condescendiente con un Barcelona B que llega a asustar si se siente cómodo. Los chavales azulgranas se crecen cuando pueden ir al aro sin empujones o tirar apuntando. Font y Figueras tiran del carro y Rawson tira, a secas. Su puntería y la envergadura y centímetros de toda la plantilla fueron suficientes para mandar en el marcador hasta el descanso.
Su problema es que el COB y la LEB Oro son distintos cuando la pizarra es secundaria y aparece la intensidad, la pelea, la presión ambiental y la experiencia. El partido se reseteó en el vestuario y nadie se dio cuenta. Sin aviso previo el Pazo se hizo notar y su equipo pasó de acompañar en defensa a anticipar y de tocar a rebotear. El COB dejó de mirar al aro para empezar a atacarlo en cada acción. Cuatro tiros libres llevaba el equipo ourensano al descanso y acabó tirando 19.
Partido nuevo
El partido ya nunca volvió a ser el mismo. Y esta vez con Masters y Muratovic como protagonistas y Pluta a su lado. Ya cada acción exigía al arbitraje a tomar decisiones y cada contacto era cerca y también lejos del aro.
El primer objetivo, evitar que el Barcelona jugase cómodo en el marcador, lo consiguió Muratovic con 8 puntos seguidos y el segundo, ponerse por delante lo completó Masters siendo valiente y siempre vertical.
El partido se iba a jugar a diez minutos, pero ya con viento de cola para lo locales. Y ahí, cuando se sienten fuertes, son temibles. El COB empezó a disfrutar con cada defensa y con cada rebote defensivo. Sacó ventaja cuando anotó, pero mantuvo la adquirida incluso en los momentos de menos acierto de Zamora.
Rozitis nunca falla a la cita y se marchó al vestuario fichando otra cartulina de puntos y rebotes. Lo de cada tarde. Punto a punto la renta local empezó a ser importante. Nunca definitiva en el marcador, pero sí en la pista.
El Barcelona llegó a los últimos cinco minutos con pesas en las zapatillas. Costándole cada canasta. El COB llegó más fresco de piernas y con la cabeza intacta incluso ante los errores. Un canastón de Zamora, dos buenas defensas más y otra a la saca.
Por aplastamiento, como el miércoles, o remontando, como ayer, pero el COB ha entrado en una fase de la temporada en la que ganar es lo habitual. Una sensación extraordinaria en todos los sentidos. Ilusionante y peligrosa.
