LEB ORO

El Pazo también quiere play off

Ourense. 31-03-17. Deportes. Partido de basket entre o Cob e o Burgos.
Foto: Xesús Fariñas
photo_camera Fran Guerra haciendo un mate ante el Burgos.

El COB derrotó al Burgos en un partido de escaso acierto pero igualado hasta los segundos finales y en el que la afición fue determinante para conseguir la victoria

PRAT
COB
62
58
COB
Burgos

No es fácil encontrar un deporte en el que el público no pestañee aunque el acierto sea mínimo y los errores campen a sus anchas. Quizá no exista otro, es probable.

El baloncesto confirmó en Ourense que es mucho más que canastas. Ganó el COB agonizando por inanición durante muchos momentos y murió el Burgos solo por un bocado menos. Con un marcador de primera mitad buena se impuso el que más lo quiso. Porque anoche el que más deseó la victoria no fue el Burgos. Incluso ni siquiera el COB. La reclamó y quizá algo más un Pazo extraordinario. Activo, sonoro, implicado desde la primera posesión. Dirigido quizá por el mensaje previo de un entrenador con el que hay química como con pocos. Capaz de disipar las dudas de un equipo que a veces se las crea. Como el hipocondríaco que se inquieta cuando se siente bien.

Fue clave el apoyo de un público que esta temporada ha disfrutado más por la tele o por la pantalla del ordenador que en vivo, pero que tiene sintonía con su equipo casi sin explicación para ello. De la mano derritieron a un Burgos timorato, errático a medias entre el desacierto propio y la buena defensa local. Incluso nervioso. Un candidato al ascenso directo que no se sintió cómodo ni en el calentamiento. En el que solo Steinarsson sumó dos veces seguidas, y eso ya es un resumen en sí para un equipo que no tiene ahí precisamente su mejor argumento ofensivo.

En el otro lado tampoco afinaron. Sin la brillantez recurrente de Díaz, con Guerra anulado por la defensa colectiva y Kapelan, Mitrovic y Hittle peleados con el aro. Flis fue el salvavidas para los momentos más complicados, Wright volvió a sumar más de los que aparece en los números y Rodríguez se hizo un poco más mayor siendo importante en los minutos decisivos.
Siempre con una oreja de ventaja, puntualmente medio cuerpo, pero sin sensación alguna de suficiencia. Ni con los chispazos de Díaz ni con los de Guerra. Ocho puntos de ventaja en la primera mitad y siete en la segunda. Rentas testimoniales. Y mejor así. Si el COB hubiese ganado cómodo se habría cargado la película. Un partido sin brillo obligaba a depender de la emoción, rayando el dramatismo. Y ahí a Kapelan el corazón le late más despacio que al resto.

A su primer triple le siguió un suspiro colectivo (47-47), el siguió fue un dogma de fe (52-48) y el tercero desató al manicomio parroquial (57-52). Con dos tiros libres acabó con un partido para entender porqué es tan fácil enamorarse de este deporte. Porque Ourense es una ciudad de baloncesto. 

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