Dar el máximo cuando tienes casi lo mínimo

Fran Pilepic lanza a canasta punteado por el base del Palencia Wintering.
photo_camera Fran Pilepic lanza a canasta punteado por el base del Palencia Wintering.

Con sinceridad, en la previa pintaban bastos. Muchos y muy duros. Se juntaba una especie de tormenta perfecta que podía engullir al COB. Por un lado, la visita a un Palencia invicto en su pista. Por otro, su encarnizada lucha con el Andorra por el ascenso directo. Y, para rematar la faena, había que sumar que los ourensanos fueron en cuadro. No pudieron jugar Manjgafic ni Aboubacar, lesiones, ni tampoco Peciukevicius, “tocado”. Y aún pudo ser peor. Pero, a pesar de los pesares, el COB jugó un partido notable. Sobresaliente no puede ser, porque a esa nota hay que subir con una victoria. Pero intachable el esfuerzo de los ourensanos. Nueve guerreros sobre el parquet.

Incluso cuando el Palencia de Pedro Rivero se despegaba en el marcador y se podía pensar aquello de “ya han roto el encuentro”, los de Félix Alonso se agarraron con uñas, dientes y alguna parte de la anatomía humana que mejor omitir. Variaron todo lo que estuvo en su mano y varios jugadores dieron un paso adelante para compensar la ausencia de otros. Cera volvió a estar muy bien, atrevido y descarado desde el puesto de base. Al igual que un Chaz Williams que jugó su mejor partido con la camiseta del COB y que hace pensar “¿por qué no así más veces?. Aunque, más allá de personalizar, esta vez la fuerza hay que ponerla en un colectivo que ante un reto mayúsculo, recogió el guante y jugó sus cartas.

A punto estuvo de llegar la sorpresa. Toca quedarse con la forma más que con el fondo. Casi, casi.

Futuro

No todo iba a ser positivo en el análisis del encuentro. Con honores, pero es una derrota. Esperada y lógica, pero eso no le importa a los que vienen por detrás, que se acercan. Por eso toca quedarse con lo bueno y preparar desde ya el duelo ante el Oviedo en el Pazo. Un sábado de los de verdad. Con caras conocidas, con mucho en juego y con el pasaporte a la tranquilidad esperando para ser sellado. A los aficionados hay que decirles poco. Estarán como lo llevan haciendo todo el curso. El jugador número 6.

De los árbitros, también mejor decir lo menos posible. Ayer en Palencia otro capítulo más en la novela que está siendo este curso baloncestístico. Ya no se pide que la tendencia cambie, con que no vaya a peor se conforma uno. Pero, ahora, Oviedo.

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