El COB regresa al Pazo y lo hace con el orgullo tocado por las formas de la última derrota y la necesidad de ganar a un rival directo en la pelea por estar en la zona más tranquila posible. Llega un Cantabria con el que comparte viaje desde la LEB Plata, pero mucho más asentado en el juego y solvente en los resultados en este principio de temporada.
El rival apuesta por mantener el bloque y saca ventaja de inicio a equipos como un COB todavía a medio hacer. Esa es la principal duda que sobrevuela en el ambiente de un Pazo todavía desconfiado, pendiente de saber qué tipo de equipo le espera ver cada sábado. “En este inicio de temporada, ha habido minutos en los que hemos sido capaces de competir bien pero en otros no hemos dado la talla. Debemos ser duros de cabeza y que no nos pase que, tras tres minutos de no estar metidos en el partido, se nos vayan con ventajas grandes al descanso y suframos una desconexión. En las segundas partes, tenemos que salir agresivos para intentar respetar el trabajo hecho durante la semana porque sinceramente, no reflejamos durante los cuarenta minutos todo lo que hacemos en los entrenamientos”, asegura Guillermo Arenas.
Concentración e intensidad se dan por descontados, y más todavía cuando llega zarandeado, pero el COB tiene también que definir el estilo. La apuesta por el ritmo alto parecía indiscutible, pero cada dos por tres vuelve a estar en entredicho. Ante un Cantabria antagónico, jugar a muchas posesiones y buscar un marcador alto parece clave. “Al contrario de nosotros, ellos son constantes a lo largo de los cuarenta minutos y lo han demostrado”, dice el técnico.
La baja de Dago Peña limita a un Cantabria justito de jugadores, pero sobrado de confianza. Tendrá el COB que intentar sacar ventajas, que intentar castigar en el perímetro con jugadores más físicos como Willet, Nogués o incluso Manjgafic, y a la vez desde la polivalencia del bosnio ante pares menos rápidos en la zona. El regreso al equipo de Gjuroski también debería ayudar a generar espacios y conseguir puntos desde el perímetro.
Parecerse al equipo intenso que arrinconó al Castellón para, a la vez, desterrar al tibio que no compitió en el derbi gallego. Un partido de los que ponen al final de temporada.
