No es la primera vez que en España un partido político organiza una elección democrática directa entre sus militantes para elegir a sus líderes, ni será la última. Lo que sí será, si todo sale bien, es la primera en que el proceso se desarrolla lejos de polémicas, sean éstas estériles o útiles. El PSdeG dio ayer un ejemplo de por donde deber ir los políticos y sus organizaciones si quieren salvar su profesión (una de las más antiguas del mundo) y transmitir su utilidad para el resto de la sociedad. Aun así, faltan todavía muchos pasos por dar, después del descrédito pasado, presente y (con total seguridad) futuro, en el que han hundido muchos compañeros a la clase política en general. El segundo paso, que aún parece lejano en la mayoría de las formaciones políticas, tendrá que ser una limpieza general bastante más difícil de organizar que unas elecciones primarias.
