Ayudar en una residencia de ancianos, trabajar codo con codo con las brigadas forestales en la limpieza del monte, o acudir a las pistas deportivas con útiles de limpieza antes que en pantalón corto. Valencia ensaya en uno de sus institutos, el de la localidad de Navarrés, su alternativa a expulsiones y mal comportamiento de los estudiantes en forma de trabajos por el bien de la comunidad. Con intención de ampliarlo a todos sus municipios el próximo curso, y dentro de un plan de choque con la prevención del fracaso escolar como horizonte, el 'castigo' social a los alumnos previo conocimiento y consentimiento paterno llega así como acompañamiento y refuerzo a las expulsiones. 'Hacer una jornada laboral les molesta bastante más', asegura la jefa de estudios del instituto en lo que, argumenta, busca ante todo la reflexión del alumnado.
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