Opinión

Aprovechando la crisis

Alberto de Paula

La bajada de precios que ha habido en el sector inmobiliario ha hecho que algunos ciudadanos se hayan planteado comprar un piso, o hacerse una casa. Sí, digo bien, en esta maldita época de crisis comprar vivienda.

Comprar cuando todo el mundo quiere vender, así se han hecho a lo largo de la historia los grandes negocios. Pero no lo veamos solamente como negocio, personas que no han podido acceder a viviendas hasta ahora prohibitivas por sus vergonzosos precios, derivados de un suelo excesivamente caro, pueden obtenerlas ahora a precios más razonables, siempre y cuando no tengamos que contar de manera absoluta con nuestros queridos amigos los banqueros, a los que prefiero no volver a nombrar.

Aquí en nuestra querida Galicia el arraigo a la propiedad sigue siendo algo intrínseco al ser humano, y si vemos una buena oportunidad, compramos. Compramos una vivienda para disfrutarla, pero también y como buenos previsores que somos, para dejársela a nuestros hijos.

Hoy es un buen momento para comprar una de esas muchas viviendas de calidad que tenemos en Ourense, siempre y cuando nuestra maltrecha economía familiar nos lo permita. Pero también es un buen momento para comprar una finca, y disfrutar de las ventajas que tiene el vivir de manera aislada y con un espacio ajardinado a tu alrededor. En Ourense existen lugares estupendos para hacerlo, a nada que salgamos de la urbe estaremos disfrutando de esa naturaleza que tanto nos atrae, de ese aire limpio y de esos grados de menos que tanto nos empiezan a apetecer, y de los que no puede escapar nuestra querida Auria.



Racionalizar

Claro que hay que ser conscientes de que el sector inmobiliario nunca volverá a ser lo que fue en estos últimos años, y como persona sensible con el espacio que habita y que quiere, me alegro. Pero se seguirá construyendo, y habrá que hacerlo desde la calidad, entendida como aquella que nos ha de llevar a realizar actuaciones más sostenibles, racionales, que empaticen con el territorio en el que se sitúan, y ello será posible desde el buen entendimiento de todas las partes implicadas y que sin ninguna duda, y haciendo patria, pasa por elegir a un arquitecto solvente.

Dice un sabio proverbio chino que “cuando llega el huracán algunos construyen murallas, pero otros fabrican molinos de viento.” En estos ya siete años críticos hubo una primera fase de negación. No hay crisis, se decía. Vino otra de ira, cabreo y depresión, estábamos levantando las murallas. Ahora estamos asumiendo lo que hay. Bueno, pues seamos conscientes de ello y montemos los molinos, el tiempo se nos echa encima.

Te puede interesar