Opinión

Sobre la tan criticada LOMCE - José Miguel Reza Pérez

Avista de pájaro, y haciendo una lectura rápida de la tan controvertida Lomce, al finalizar podemos concluir que su fin es mejorar los tan polémicos y nefastos resultados de ese fantasma que aparece año tras año conocido con el nombre de Informe Pisa.

A estas alturas y mirando hacia nuestros socios Europeos es de agradecer que alguien se haya dado cuenta, al fin, de que nuestra educación se ha quedado enquistada en un mecanismo que se basaba únicamente en una mera preparación para superar pruebas escritas, y que una vez conseguido este antiquísimo objetivo, los alumnos se ubicaban en un espacio estéril en el que no encontraban un encaje y en el cual, se sentían carentes de expectativas.

La pregunta a la que habremos de dar respuesta es:

¿Cuál es el fin de un niño que después de incorporarse a la temprana edad de 3 años permanece inmerso en un sistema educativo y profesionalizador, durante 20 años o más? ¿No es acaso el de integrarse en el mundo laboral?

Y con lo que tenemos, ¿es esto lo que nos encontramos? Si la respuesta es no, entonces debemos cambiar las cosas y es precisamente esa la línea de trabajo que se ha iniciado con la aprobación y entrada en vigor de esta nueva ley.

Hay que reconocer que todo cambia; y lo hace a una velocidad a la que la enorme maquinaria llamada Administración le cuesta adaptarse, haciendo que cada 4 años (por lo molesto que nos resulte) llegue a ser por veces insuficiente para atacar las necesidades socioeconómicas que nos han tocado vivir.

Teniendo en cuenta además que los resultados y la rentabilidad de tales cambios son a años vista, es muy arriesgado tomar decisiones que, nosotros como ciudadanos, no somos capaces de anticipar y que con un campo visual a corto plazo nos cuesta entender.

El empleo está en crisis, y nuestros hijos, nuestros alumnos, en fin, nuestros jóvenes se verán inmersos en un mercado completamente desconocido, en un mercado que aún no sabemos de qué forma y color se va a teñir y que entre todos estamos construyendo en el presente. Por eso creo que todas las actuaciones encaminadas al abordaje de la educación son en pro del futuro de todo un país. Como ocurre con la Lomce, de la que me gustaría resaltar varios puntos que a mi juicio posicionan esta nueva ley en el camino acertado.

En primer lugar, presta una especial atención al hecho de que en la educación primaria se incida en la importancia de la expresión y comprensión oral y escrita, la resolución de problemas, la comunicación audiovisual, el empleo de las TIC,… El emprendimiento que se trabajará en todas las áreas.

Se otorga, además, una importancia definitiva al aprendizaje de las lenguas extranjeras, elemento imprescindible en un mundo globalizado donde la internacionalización marca la economía mundial.

Se establecen unos criterios de evaluación comunes a todo el territorio, minimizando las diferencias entre las 17 comunidades autónomas, además de Ceuta y Melilla, que al final de cada uno de los cursos de la ESO los padres dispondrán de un consejo orientador, en el que podrán conocer el grado de consecución de objetivos y competencias individualizada y que además se propondrá el itinerario más adecuado a seguir por el alumno. Esto ayudará, sin duda alguna, a la toma de decisiones con la participación del propio alumnado y las familias.

Importante es también la autonomía de los centros a la hora de establecer sus proyectos educativos, incorporando los aspectos específicos que lo definen como singular y donde el director podrá elegir a su plantilla en términos de rentabilidad y resultados, optimizando los recursos humanos en los centros y pasando a ser un auténtico gestor, dinamizando y agilizando todos los recursos necesarios para la buena marcha de los centros.

Es igualmente destacable la apuesta por la FP Dual donde conviven la actividad educativa y la empresarial armonizando las acciones formativas en clave de corresponsabilidad.

Como conclusión solo queda decir que, a nuestro juicio, esta nueva ley busca lo que la sociedad necesita adaptándose a una realidad cambiante y anticipándose al último objetivo, que no es otra cosa que añadir valor a la sociedad haciendo a sus ciudadanos más competitivos y competentes en un entorno laboral cada vez más exigente.

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