Opinión

¡ OLÉ TUS...

Y pongan ustedes la palabra que quieran para cerrar la frase. La lengua española es muy rica en matices y seguro que aciertan en su elección. Esta exclamación admirativa va dirigida a Adoración Zubeldia, viuda del concejal de UPN José Javier Múgica, asesinado por ETA en 2001. Admiración es, sin duda, lo que despìerta esta mujer que en la última sesión del juicio a Txapote decidió ir a cara descubierta para dar su testimonio y, al finalizar su narración, volverse al banco de los acusados para mirar fijamente al rostro de los asesinos de su marido, mirarles con la dignidad de quien tiene la razón frente a los que sólo defienden la sinrazón.

Adoración Zubeldia consiguió en esa sala de vistas lo que todavía les queda en el debe a los políticos que nos gobiernan y a ese estado de derecho que hace meses que se ha retirado a los cuarteles de invierno, a la espera de que lleguen tiempos mejores. Ni el estado de derecho ni el gobierno que hoy día está al frente del Estado han conseguido lo que cualquier español de bien quiere con respecto a ETA, que bajen la cabeza, sean conscientes de las barbaridades que en forma de asesinato han perpetrado durante años y lo reconozcan públicamente, especialmente ante las víctimas.

Sí lo ha conseguido Adoración Zubeldia, que le ha hecho bajar los ojos, víctima de la vergüenza, al hasta hace dos días jocoso Txapote -hasta tal punto encampanado que obligó a una juez a dejar el caso para no entorpecer la vista, después de haber dicho lo que le salía de dentro-.

Adoración Zubeldia nos ha dado una lección, no sé si a los españoles, pero sí a esos políticos que durante esta campaña dicen haber vencido a ETA -que en su último comunicado, vía Gara, nos dice lo que tenemos que hacer-. Adoración sí ha vencido, con su actitud, a los asesinos de ETA. Por eso, mi más rendida admiración.

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