El año recién estrenado llega pregonando insistentes mensajes de optimismo. La res económica -la macroeconomía- nos lo indica: la prima de riesgo se sitúa por debajo de los doscientos puntos; a lo largo del 2013 el paro se reduce considerablemente, la sangría de nuestras carreteras, hasta ahora endémica, llega a niveles nunca tan bajos; en fin, seamos optimistas, malo será...
¿Quiénes son los que anuncian tanta ventura? Son los hombres y mujeres que nos gobiernan.
Dejando a un lado esta alegre epifanía, existe otra perspectiva que nos inquieta: las personas que venimos soportando estoicamente esta larga crisis observamos las cosas no con tanto optimismo y sí con bastante incredulidad. Y lo decimos pensando en el insoportable paro juvenil y la sangría que supone para el país que nuestros universitarios tengan que coger la maleta para desarrollar fuera sus capacidades e ilusiones.
Por último, llegan noticias de Alemania: Frau Merkel acaba de formar gobierno de coalición con los socialdemócratas. Al respecto dicen los augures que la canciller practicará una política de bienestar social puertas adentro. Con los otros ('Mitsein') seguirá siendo ultraliberal como de costumbre. ¡Que el Señor la confunda!
