La figura de Diógenes va unida irremediablemente a la cochambre y a su vida perruna: Estamos hablando del popular 'síndrome de Diógenes'. Pero existe otro síndrome desconocido del personaje que hoy intento aclarar.
Afirman los estudiosos del tema que nos ocupa que Diógenes nada tenía propio ni tampoco aspiraba a tenerlo. Proclamaba la vuelta a la naturaleza y rechazaba muchas convenciones humanas por considerarlas hipócritas y nocivas para la persona.
Asimismo, declaraba la hermandad entre los humanos y el respeto absoluto a la vida de los animales, con los que también se hermanaba. Buscaba la libertad personal en el autodominio. 'Sé indiferente a los bienes de la fortuna y te liberarás del miedo', aconsejaba.
Este Diógenes filósofo tuvo la valentía de enfrentarse a Platón. Platón -'el divino Platón'-, con su teoría de las ideas o formas hizo abstracción de la realidad indiscutible del hombre concreto, del hombre de que dice Unamuno ser de 'carne y hueso, el que nace, sufre y muere -sobre todo muere-, el que come y bebe y juega y duerme y piensa y quiere, el hombre a quien se ve y a quien se oye, el hermano, el verdadero hermano'.
Anécdotas interesantes: se cuenta que en una de sus clases, el gran filósofo de las ideas definió al hombre como 'animal bípedo e implume'. En la clase siguiente, Diógenes se presentó con un gallo desplumado y -arrojándolo a los pies del maestro- exclamó: 'he aquí el hombre de Platón'.
Y este Diógenes tan difamado, puso en ridículo al 'divino Platón'. Respecto a la teoría de las ideas, el pensador cínico afirmaba: 'Yo veo un caballo, pero no veo su 'equinidad', la idea de perro no ladra'.
