Opinión

Un nuevo mundo

La mayoría de los partidos piensan que casi todo se reduce a implantación de leyes que aseguren la seguridad, la estabilidad en el trabajo y el acceso al "estado de bienestar", satisfaciendo las necesidades materiales, artísticas, espirituales con el recurso antiguo y moderno de "panis et circenses", que ya denuncia Juvenal en sus "Sátiras", tratando de ocultar el dolor, el fracaso y el infortunio de millones de personas. Al contrario, es necesario que el pueblo participe en la construcción de un mundo mejor, no sólo asumiendo el riesgo, sino también participando en la alegría del éxito, donde la economía sea ética y esté al servicio del hombre sin ningún medio especulativo, considerando lo dicho por el papa Francisco: "El gran peligro en el mundo actual es el triste individualismo que nace del corazón avaro", que nos conduciría a dejar de vivir en una colmena social que nos oculta el dolor y el fracaso de las personas cercanas. Siguiendo con el papa Francisco, lo mismo que en la Iglesia la sociedad "nos pide abandonar las estructuras caducas. ¡Son inútiles!”

Es necesario rebajar los impuestos con el límite de permitir seguir avanzando en el estado de bienestar, acompañado de un cambio en la ley electoral para que cada ciudadano sea un voto. Seguimos anclados en el siglo XX y tenemos que realizar un cambio profundo de las actuales estructuras (Constitución incluida) para lograr una convivencia social que la mayoría deseamos, sin dar la espalda a los problemas existentes tanto en nuestra tierra como los que padecen en cualquier nación del mundo, denunciando las injusticias y las carencias de libertad que soportan.

La verdad, la libertad, la igualdad y la justicia deben ser el objetivo para liberar a los nacidos que aún tienen que soportar injusticias, carencias de libertad y del mínimo para el sustento de sus vidas. Un cambio que no sólo afecte a la ética y moral natural del ciudadano, sino también a la política económica y las estructuras de la convivencia social que permitan superar todos los obstáculos para alcanzar un mundo nuevo por el que han luchado, luchamos y seguiremos haciéndolo hasta conseguirlo, siempre sin violencia y sin presión, con las armas del la palabra y la razón.

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