Opinión

El Papa, con los jóvenes en San Siro

El papa Francisco visitó Milán y ha contado con momentos muy importantes en los que el carisma de este sucesor de Pedro pudo acceder a diversos sectores de la sociedad milanesa. En concreto en el estadio de fútbol de San Siro se dirigió a decenas de miles de jóvenes a los que hizo llegar su mensaje. Encuentro que merece varios comentarios.

Comenzó recordando que: “La fe es una de las mejores herencias que habéis recibido de vuestros padres”, y se despidió pidiendo a los jóvenes que destierren el bullying de las escuelas y a los educadores transmitiéndoles: “Creo en una educación con el intelecto, con el corazón y con las manos”. Con su estilo directo y llegando a la realidad les transmitió su preocupación por las desavenencias matrimoniales: “Cuando se trae un hijo al mundo, hay que ser conscientes de esto”.

En el encuentro, con una imagen de Cristo al fondo, le hicieron tres preguntas. La primera, la de un niño, David, que le preguntó qué le motivaba, cuando tenía su edad, para mantener la fe. “No es fácil responder, porque debo hacer un poco de memoria, en el tiempo en que tenía vuestra edad”, respondió el papa, quien inmediatamente recordó “tres cosas, pero con un hilo que las une”: “Los abuelos, jugar con los amigos y acudir a la parroquia”. “Los abuelos, que no saben usar el ordenador o el móvil, pero sí pueden ayudarnos a crecer en la amistad con Jesús”, recalcó el papa, que puso los ejemplos de sus cuatro abuelos, que: “Me hablaban de las cosas de la vida, me enseñaban a rezar o a no acostarme sin darle las buenas noches a Jesús”.

Hoy en día muchos abuelos -conozco a varios- ocupan un lugar importante en la vida familiar. Generalmente ya jubilados se ocupan de apoyar a sus nietos mientras los padres cumplen la jornada laboral. Pero además poseen un valor añadido: les ayudan materialmente pero sobre todo les transmiten valores, e incluso la fe que ellos recibieron. Merecen todo encomio. Se sienten útiles en su tercera edad y ejercen una tarea educativa única. Por eso Francisco les dijo a los jóvenes italianos: “Los abuelos tienen la sabiduría de la vida, y así nos enseñan cómo vivir cerca de Jesús”. “Conmigo lo hicieron”, recordó el Papa, quien desnudó su infancia ante los jóvenes. “Hablad con los abuelos, escuchadlos. Es importante en este tiempo hablar con los abuelos. ¿Haréis este esfuerzo? No os siento convencidos, ¿lo haréis?”, les preguntó reiteradamente. Y la respuesta fue un “¡sí!” contundente.

¡Qué gran labor la de los abuelos! En general los nietos les quieren porque el cariño de esas personas, ya de edad, es sincero, generoso y limpio. Un bien tanto para los nietos como para los abuelos que reviven etapas ya lejanas en las que criaron a sus hijos.

Te puede interesar