El 28 de marzo de 2015 se cumplirán 500 años del nacimiento de Santa Teresa, y el mundo de la cultura y de la fe se dispone a celebrar este centenario con toda solemnidad. Ante este hecho, no faltarán quienes pregunten qué sentido tiene esta celebración para el mundo de hoy. Existen sobradas razones que justifican tal efemérides. Aquí intentaremos destacar una que nos parece de gran relieve: la actualidad de su mensaje.
En efecto, la actualidad de Teresa hoy radica sobre todo en su autenticidad de búsqueda, en la dimensión experiencial y testimonial de lo que escribe. Y lo que posiblemente sigue impactando con gran fuerza y atrapando a muchos buscadores, es su capacidad para describirnos e introducirnos en el mundo de la propia interioridad humana.
En una época como la nuestra, en que todo lo institucional, incluyendo lo religioso, ha entrado en crisis, necesitamos de maestros que nos hablen desde la autenticidad de una experiencia capaz de llenar de sentido la vida y de trasformarla.
Santa Teresa es en este ámbito una luz, no sólo en el sentido espiritual religioso, sino incluso en el ámbito humanista y de la psicología. Nadie como el místico es capaz de profundizar tanto en ese espacio interior del ser humano. Varios personajes y pensadores del siglo XX, españoles y extranjeros, como Bergson, Unamuno, Edith Stein, se percataron de que la grandeza del pensamiento español estaba representada por sus místicos. En este sentido, Teresa de Jesús no solo representa un sector religioso de la vida, sino que su obra ha tenido y tiene una incidencia en todos los ámbitos y culturas. Es la primera mujer doctora de la Iglesia y adalid de toda una corriente espiritual y humanista de amplia influencia internacional.
Por otra parte, hay aspectos de la experiencia y vida de la Santa que merecen destacarse hoy de modo especial, relativos a la peculiar sensibilidad de la sociedad actual. Es evidente que, sin necesidad de forzar para nada la figura de Santa Teresa, ella tiene respuestas que pueden ayudar al hombre de hoy en su búsqueda de sentido: de hecho, Teresa fue hasta el fondo para comprender la dignidad del ser humano y particularmente de la mujer, dio un valor fundamental al conocimiento de sí, a la necesaria vida interior, a la autenticidad de la religión que surge del amor a Dios y el servicio a los hombres, el diálogo cultural e interreligioso que favorece y suscita el pensamiento teresiano, lo saludable de una reflexión auténtica.
Son aspectos centrales en el pensamiento teresiano que en otras épocas con sensibilidades diferentes no se pusieron claramente sobre la mesa. y que la Santa pone hoy a nuestra consideración.
