Opinión

Ciencia y fe en diálogo

El dia 6 de junio, el profesor Carlos Valiente presentó su libro “13 académicos ante el diálogo ciencia-fe”. Esta obra recoge diferentes contribuciones de destacados académicos, investigadores y docentes universitarios españoles vinculados a once prestigiosas universidades y al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, que con gran rigor científico intentan acercar al lector algunas de las cuestiones cruciales en el avance de este diálogo.

Después de recoger los testimonios de estos académicos se puede afirmar que fe y ciencia son absolutamente compatibles. Por una parte lo son a nivel teórico, ya que el bagaje de conocimientos que dimanan de la producción científica no tiene por qué entrar en colisión con la cosmovisión que se desprende de las religiones: así, mientras que la ciencia se ocupa de responder al cómo (por ejemplo mecanismo del proceso evolutivo biológico), la religión se centra en el significado y la finalidad de lo que existe, es decir, responde al por qué y al para qué. Por otra parte, el notable elenco de grandes científicos que han sido religiosos atestigua esa compatibilidad a nivel personal. En muchas de sus biografías se constata que la fe supuso un acicate para la labor científica.

Por supuesto, a lo largo de la historia ha habido enfrentamientos entre ciencia y religión pero tras analizar los casos en los cuales se han producido, podríamos decir que se ha tratado de una transgresión del principio de demarcación. El conflicto ha podido llegar cuando algunos representantes de la religión han atacado ilegítimamente las aportaciones de la ciencia o paralelamente cuando algunos representantes de la ciencia han querido injustificadamente deslegitimar la perspectiva religiosa.

Como nombres más señeros desde la perspectiva de la ciencia nos vendrían a la memoria personalidades como Galileo y Darwin. Respecto al primero, está el reconocimiento explícito de la Iglesia Católica del error cometido con él (1992), no en vano, como lo muestran las confesiones a Cristina de Lorena, Galileo se sintió católico hasta el final de sus días, siendo un ejemplo que encarna nítidamente la armonización de la creencia religiosa y la producción científica. Respecto a Darwin, habría que aclarar que no existió una condena eclesial global a su pensamiento (únicamente en un sínodo de obispos alemanes en 1860) y que la teoría de la evolución sin presupuestos materialistas no contradice la doctrina cristiana, sino el fundamentalismo bíblico o las posturas creacionistas que se aferran a interpretar la Biblia literalmente. Por otra parte históricamente el supuesto conflicto se pudo exacerbar por la manipulación antirreligiosa de la importante aportación de Darwin a través de nombres como Hasley, Spencer o Haeckel.

Según confesión clara del autor, el libro citado pretende clarificar la realidad de la compatibilidad ciencia-religión tantas veces puesta en entredicho tanto en conversaciones coloquiales como en foros académicos. Con este fin aporta datos y razonamientos sólidos al tiempo que sabe suscitar interesantes interrogantes. Todo ello configura la materia prima necesaria pata fomentar un criterio más fundado en relación al tema.

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