Opinión

RICARDO BLÁZQUEZ TRAS EL 20-d

Es la hora de las grandes perspectivas de futuro, no es la hora de fragmentarnos en diversas opciones”. Este es el primer balance que realiza el presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Ricardo Blázquez, sobre el resultado de las elecciones del 20 de diciembre.

En una entrevista exclusiva recientemente publicada, el también arzobispo de Valladolid reconoce que: “Estamos ante una situación delicada y realmente nueva. Si leemos los resultados con profundidad, ciertamente nos dicen mucho. Seguramente hacen un correctivo a los años que han precedido, pero al mismo tiempo nos reclaman la colaboración de todos y la escucha de todos”, asegura el presidente de los obispos españoles que no ve con temor la irrupción de formaciones como Podemos o Ciudadanos: “No es la hora del temor sino la hora de la actuación convencida y responsable”.

En esta misma línea, monseñor Blázquez sugiere que: “Favoreciendo el consenso, confío en que podamos salir de esta situación. Unidos podemos afrontar el futuro. Fragmentados nos perdemos todos”. En relación a posibles pactos que faciliten la investidura y frenen la ingobernabilidad del país añade: “Una abstención en el momento oportuno es una forma preciosa de colaboración”.

El presidente de la Conferencia Episcopal Española reivindica esta apuesta por la cohesión para sacar adelante en la próxima legislatura “un gran proyecto educativo y el pacto de Estado en la lucha contra la pobreza. Al final del documento 'La Iglesia, servidora de los pobres' nos referimos a ese pacto contra la pobreza para que estemos todos implicados: la sociedad, las instituciones, los gobernantes, los empresarios, los trabajadores. Y en relación con la educación se trata también de una cuestión fundamental. Llevamos demasiadas leyes orgánicas sobre la educación durante el tiempo de nuestra vida democrática. Es impensable que cada cambio de gobierno traiga una nueva ley educativa” “Como Iglesia -añade- estamos dispuestos a colaborar en todo lo que podamos, especialmente en la tarea de favorecer la voluntad de consenso”. “Unidos podemos afrontar el futuro -concluye-, fragmentados no tendríamos la capacidad para responder a la altura de la exigencia y también nos pedirían cuentas las generaciones futuras”.

Sobre quienes consideran a la Iglesia como enemigo yo les digo: no tengan miedo alguno. Nosotros como cristianos profesamos la fe en Dios, anunciando el Evangelio, estamos prestando un servicio precioso a cada hombre y a nuestra sociedad.

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