La estrategia de los partidos políticos ante la convocatoria electoral debiera estar en consonancia con la honradez, la lealtad a la ideología y la transparencia en la gestión. La única prueba tangible sería que sus programas electorales estuvieran a disposición de todos los ciudadanos, juntamente con el grado de cumplimiento de las promesas pasadas. Es por ese motivo que en su día se hizo famoso el lema de Julio Anguita: 'Programa, programa, programa'. Sin embargo, quien nunca había tenido responsabilidades de gobierno podía llenarse la boca sin ningún problema con este argumento, ignorando que, en proporción, son muy pocos los que se toman la molestia de hacer un balance pormenorizado de la situación, y valoran tan solo la sensación de bienestar transitorio que poseen.
Es por este motivo que los pasos dados por el partido socialista no han dejado impasibles a nadie, y aún menos al Partido Popular. Ante la reválida que se presenta en estas municipales, el mayor opositor se ha dado de baja. Poco importa que los ciudadanos le den el testigo al partido que ahora está en la oposición, ya que Zapatero seguirá con su gobierno hasta el final. Pero aunque muchos quieran entender que agotar la legislatura pueda ser demoledor para la imagen del PSOE, los otros, los menos radicales, temen que la campaña de verano, el turismo y las medidas aprobadas, aceleren los síntomas de recuperación que parecen no llegar nunca.
Y es que todavía queda un año y ya sabemos que el presidente no se volverá a presentar. Se acabaron las cábalas de si dimitiría después de las municipales o si, al modo de Rajoy, hubiese una Galicia como de tabla de salvación 'in extremis'. La euforia de haber ganado la carrera antes de empezarla me recuerda a la fábula de la liebre y la tortuga, que ya sabemos como terminó. Ahora queda esperar con paciencia este año, aunque mucho me temo que seguiremos escuchando una y otra vez las mismas frases y sentencias del líder de la oposición; eso sí, solo conoceremos cómo acabar con más de cuatro millones de parados cuando él gobierne... y que llegue a gobernar aún está por ver.
