Opinión

Persona non grata

Se están sacando las cosas de quicio. De un tiempo a esta parte la clase política está protagonizando escenas fuera de lugar. Se están perdiendo las formas. Parece que todo vale, pero no. No vale. Es más, es recriminable y censurable. Hay instalada una tensión en las relaciones políticas y eso se refleja en las decisiones y actuaciones públicas de sus representantes.

Como muestra, el acuerdo tomado por la Corporación Municipal de Pontevedra (a propuesta de los grupos del PSOE y Marea), declarando a Mariano Rajoy “persona non grata”. Y eso que el secretario municipal cuestionaba, en un informe, la conveniencia de que el pleno se pronunciara sobre esa cuestión afirmando que resultaba “improcedente”, pues no entraba dentro de sus competencias ni concierne a los intereses municipales, y recomendaba que el pleno no tomase esa decisión para una mayor seguridad jurídica.

“Persona no grata" es sinónimo de persona no bienvenida, y es un término utilizado en diplomacia con un significado legal específico. Concretamente, la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, artículo 9, especifica que “el Estado receptor podrá en cualquier momento, y sin tener que exponer los motivos de su decisión, comunicar al Estado acreditante que el jefe u otro miembro del personal diplomático de la misión es persona 'non grata' o que cualquier otro miembro del personal de la misión no es aceptable”. Obviamente, aquí precisamente lo que menos ha habido es “diplomacia” que coloquialmente significa “cortesía aparente e interesada”.

Un Ayuntamiento está para abordar otras cuestiones más apropiadas a sus competencias y, por lo tanto, dedicar su tiempo a resolver aquellas cuestiones que son de interés general para los ciudadanos. Pero lamentablemente, algunas de las nuevas corporaciones están dirigidas por personas que anteponen sus intereses antes que los generales.

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