Opinión

Candal


Al alcalde de Vilamartín, Manuel Candal, nadie podrá negarle arrojo e ideas firmes. Acosado por rivales y leales, admite que políticamente tan sólo mantiene amistad con José Luis Baltar... y tal vez con Suárez Canal, según se deduce. Los demás le resbalan.

Muchas veces hemos comentado cómo los políticos pueden perder el norte, sobre todo en el ámbito municipal, confundiendo lo institucional con lo personal y lo público con lo privado. Candal, eterno regidor, es hoy el más vivo ejemplo, al punto de que pese a la muestra de respeto a Baltar, eso será en tanto que el presidente provincial del PP le respalde. Si un día le sugiriese un gesto de generosidad -de normalidad, mejor- echándose a un lado, ahí mismo dejará de ser amigo. ¿Qué necesitará un hombre que lleva más de la mitad de su vida de septuagenario como alcalde, para entender que ha llegado la hora y que sus vecinos, lejos de rasgarse las vestiduras, lo agradecerían?

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