Opinión

Abel Fraga Vara

El cenzontle (ruiseñor) se conoce como ave de las cuatrocientas voces, nombre que se debe al canto del ave en cuestión; de hecho, los machos experimentados tienen repertorios de 50 a 200 canciones, razón por la cual su nombre científico es Mimus polyglottos, que en griego significa "muchas lenguas". Se caracterizan por imitar sonidos de otros animales cuando inician un canto en una percha alta, vuelan varios metros en forma circular con sus alas extendidas para mostrar sus manchas blancas, luego aterrizan en la percha sin romper la nota, lo cual sirve como una exhibición territorial. Amo el canto del cenzontle,/ pájaro de cuatrocientas voces./ Amo el color del jade y el enervante perfume de las flores,/ pero amo más a mi hermano el hombre.

Abel Fraga Vara tiene enormes connotaciones con el cenzontle: su carácter optimista es un remanso de alegre tranquilidad para todos los que frecuentan y comparten sus aficiones.

Polifacético de toda la vida, fue futbolista, baloncestista y, viniendo de quien viene, nunca entenderé por que no practicó el hockey sala. Estudiante de Maristas desarrolló su vida profesional en Caixa Ourense y, ya pre-jubilado, emplea su tiempo (además de su familia) como militante activo del PP, donde igual que con el Real Madrid es un “pasional empedernido” que no le impide defender a ultranza sus ideales pero siempre haciendo gala de un exquisito talante y ejemplar educación con los que no piensan como él.

Creador y administrador en Facebook de “Tú no eres de Ourense si...”, Abel Fraga Vara ha conseguido (figuradamente) como el flautista de Hamelín, que 11.110 encantadores seguidores participen de forma activa en un “postureo” local que desde mi personal punto de vista no perjudica a nadie y sí que resulta muy positivo, sobre todo para conocer o recordarnos rincones de nuestro Ourense que a todos nos llenan de orgullo y sana nostalgia, roteiros, paseos y andainas, que la mayoría de las veces terminan en amigables cenas con final en karaoke, donde al igual que el cenzontle, Abel, con todo su entrega y entusiasta voz, entona su “Noelia” como si fuera una mágica flauta de amistosos sonidos de amistad y buena convivencia.

Le conozco hace mucho tiempo, algunas veces coincidimos en alguna tertulia local y aunque no siempre estamos de acuerdo, siempre es un placer disfrutar de su irónica “chanza” y exquisita educación y respeto a los demás.

Por su carácter soñador no exento de una fuerte voluntad, Abel me recuerda a Donald Crisp, el patriarca de “Que verde era mi valle” (1941), preciosa película donde el personaje hacia gala de un férreo control de amistad-emocional como si fuese el único responsable del cuidado, felicidad y protección de todos a los que él trataba.

Abel es elegante, no rehúye la corbata, hombre de muchos amigos, simpático, muy fácil de leer, no utiliza ningún biombo protector, siempre tendrá la espontaneidad de un gran niño. Le encanta el cocido, no soporta la impuntualidad y, lo que más le “mola” son las caminatas por el paseo de las ninfas al lado de “su miño”, donde con el ritmo de su alegre zancada, seguro que como el cenzontle de mi cuento, siempre irá entonando: “Yo nací en una rivera,/ allá muy cerca del monte,/ y te canto mi guajira,/ como la canta el cenzontle".

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