1 Los inmigrantes africanos que asaltan violentamente las fronteras españolas nunca han aportado nada al crecientemente limitado bienestar social del país, del que quieren beneficiarse.
2 Los españoles no los han explotado. Se explotan y matan entre ellos desde hace milenios en sus territorios de origen. Los primeros esclavistas y tratantes de esclavos eran sus propios jefes tribales.
3 Usted y posiblemente toda su familia, como sus antepasados, han dedicado su vida a trabajar y producir.
4 Muchos de esos antepasados, pobres y hambrientos, morían más jóvenes que los inmigrantes que asedian Ceuta y Melilla; tenían hasta una docena de hijos de los que sólo sobrevivían como adultos dos o tres.
5 Durante siglos todos hemos contribuido a sostener a señores o caciques. Tras muchas luchas para recibir justa retribución por nuestro trabajo, ahora sostenemos la seguridad social.
6 Si alguien recibe más de lo aportado, como pensiones no contributivas o una sanidad gratuita estando en situación precaria, se debe a un pacto entre todos los que han pagado esos sistemas y el Estado, no con personas ajenas al sistema.
7 “Do ut des” es el lema latino que define la justicia retributiva. “Doy para que me des” es la máxima humanista por la que se rige el respeto mutuo, y que sintetiza los puntos anteriores.
8 El humanismo no es humanitarismo. Humanismo es justicia. Humanitarismo es caridad/solidaridad, un concepto moral y voluntario que pide darle a los otros más de lo que aportaron.
9 Una sociedad como la española no puede resolver humanitariamente los problemas de toda la humanidad, y menos si quienes hemos pagado nuestra seguridad la perdemos por humanitarismo político obligatorio.
10 Para mantener nuestra seguridad social y civil las invasiones de inmigrantes violentos deben rechazarse severamente, sin falsos humanitarismos.