Opinión

La bandera de España

La bandera española es una antigua bandera naval que el rey Carlos III solicitó a sus estadistas para izar en la popa de todos los buques de su Real Armada. Llevó los colores rojo y amarillo para que se distinguiera fácilmente de las mismas enseñas enarboladas por otras naciones como Francia, Nápoles, Sicilia y Parma, y resultó elegida de una propuesta que incluía otros doce diseños con los mismos colores aunque en otras disposiciones que le presentó el entonces ministro de Marina, Antonio Valdés. Los tonos elegidos –dos franjas rojas superior e inferior cuya suma equivale a la franja amarilla que ocupa el centro- se utilizan precisamente para que puedan verse en el mar y con la climatología más adversa.

De hecho, que la bandera nacional se ve bien y se queda con potencia en la retina es ejemplo irrefutable su presencia como telón de fondo en el acto de presentación de Pedro Sánchez como candidato único y sin necesidad de primarias a la presidencia del Gobierno por el PSOE, una ceremonia en la que una enorme pantalla de plasma con una gigantesca bandera roja y gualda se mantuvo a espaldas del candidato durante una parte de su discurso ilustró el contenido del manifiesto de declaración de intenciones con trazo contundente. La poderosa atracción de la bandera no admite dudas. Estuvo presente durante cinco minutos al inicio del parlamento y otros cinco minutos en su desenlace. Paradójicamente, apenas se ha hablado del discurso y todos los comentarios se han volcado sobre la presencia de la bandera.

Existe desde luego la otra cara de la moneda por la que se podía sospechar que la intervención del candidato a la Moncloa tenía tan poca enjundia que nadie encontró en él nada realmente destacable, pero ese juicio es seguramente injusto o al menos demasiado severo. La bandera nacional a la espalda de Pedro Sánchez es, sin duda, un argumento programático además de un mensaje subliminal. El problema, como lleva tiempo pasándole, es que Sánchez no es capaz de rematar la faena y seguimos sin saber cómo quiere articular su visión de esa España que, sin asomo de dudas, ama. Apelar al diálogo y referirse a un estado federal es, a estas alturas, como no decir nada. Son lugares comunes y lo que se necesitan son soluciones practicables. Sobre todo con Mas ardiendo en independentismo sin frenos ni marcha atrás.

Te puede interesar