Opinión

Lo políticamente simpático

La elección de Hillary Clinton como aspirante a la presidencia de los Estados Unidos por el partido Demócrata es la crónica de una elección anunciada como lo fue con anterioridad la de Donald Tramp como aspirante en representación de la acera contraria. Tramp es un sujeto que no se ha privado de pregonar con carácter beligerante la conocida máxima de “América es para los americanos” estableciendo un inusitado vínculo emocional con sus antiguos colonizadores es decir, la rama Brexit de la sociedad británica. Los tataranietos de los súbditos del rey Jorge que han votado separarse de la Unión Europea se entienden bien ahora con los tataranietos de los representantes de las Trece Colonias que votarán al aspirante republicano, y la palurda argumentación de que el aislacionismo es la mejor medicina para mantener el principio de soberanía supuestamente quebrantado hace iguales hoy a isleños y continentales. Para la mejor comprensión del episodio queda recordar que el rey Jorge V pasó un largo tiempo de su reinado completamente loco de atar y que George Washington llevó gran parte de su vida una dentadura postiza confeccionada con los dientes y las muelas de los muertos en el campo de batalla. Son pinceladas históricas y nada más.

Pero paradójicamente y según los comentaristas políticos estadounidenses, a quien le hace falta derribar las barrera que separan el pueblo de su representante es a Hillary Clinton y no a Trump pues, al parecer, Clinton no es capaz de desembarazarse de una fama de prepotente, antipática y distante con la que carga desde sus primeros pasos en la política, al contrario de Trump que se muestra como un bárbaro pero accesible y más cercano. Es famoso y muy comentado en todos los mentideros políticos y periodísticos lo mal que trata Clinton a los miembros del Servicio Secreto que le sirven de escolta, y a pesar de representar una opción abierta y progresista al contrario del troglodita que tiene por rival en la carrera hacia la Casa Blanca, la ex secretaria de Estado no acaba de caerle bien a nadie. Dicen que todo en ella es falso, desde su sonrisa a su pretendida bondad. Su programa de gobierno y los chistes en sus discursos que le escribe un asesor especializado en bromas. Pues que sus asesores de pongan al tajo porque si no, van a ganar los malos.

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