Opinión

Bienvenido 2018

Mis queridos lectores: hemos llegado al fin del 2017. Un año más que se acaba y que ha transcurrido lleno de sobresaltos, tal vez, posiblemente, más que los que le precedieron. Se ha llegado hasta aquí con esfuerzo pero también con la alegría de haber vencido las dificultades. Se ignora que pasará el siguiente, pero ya se ha vivido mucho y se sabrá navegar en las nuevas aguas. Se celebre lo que celebre, el nacimiento de Cristo, el solsticio de invierno, la llegada de Papá Noel, o esa época en la que se intercambian los regalos y presentes, sean  óptimos estos días para reflexionar y tomar aire y bríos para otros doce meses en los que sin duda se tratará por parte de todos el hacerlo mejor. Que esas fechas sirvan para recordar que hay pocas cosas que justifiquen romper una amistad o el olvido de aquellos que un día formaron parte de la vida de cada uno, aunque se hallen lejos por diferentes causas. Que lo que ahora parece importantísimo no lo es tanto en la inmensidad del tiempo, y que de aquí nadie se lleva de la vida más que lo que de bueno deja en la vida de los otros. 

Es un consuelo creer que los que se fueron, se dice que para siempre, no lo hicieron del todo y viven en la memoria y en el corazón de quienes les amaron. Porque todo es un ir y venir. Unos se van en medio de la tristeza, pero otros vienen para alegrar el mundo y ratificar que la vida sigue, que nunca se para. Por eso queridos lectores persiste la esperanza, y a pesar de que el nuevo año sin duda llegará aturdido ante la vorágine en la que gira el planeta, todo seguirá adelante. La ciencia y el progreso proseguirán su camino en la consecución de remedios para las enfermedades y las gentes disfrutarán de más posibilidades para preservar la salud que es lo más grande y lo que nadie quiere perder. Ante ella, lo demás carece de importancia, aunque la tenga. 

Pidamos que el nuevo año erradique zozobras y traiga sensatez, justicia, verdades, buena voluntad, tranquilidad, trabajo, afecto y algo que es una de las cosas más preciadas y que con tanta escasez nos ha visitado este invierno: la lluvia. Que llueva agua y con el agua, buenas cosechas y auténtica prosperidad. Que el agua empape la tierra tan querida y nadie la calcine. Y que todos ustedes, queridos lectores, sean lo más felices que puedan. Es mi deseo más profundo y así se lo comunico.

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