Todos quisiéramos creer que sí, que sí existen. Aunque sólo fuera por volver un instante a ese tiempo anterior, cuando todavía el mundo no nos había arrebatado la inocencia: ese paraíso en el que la mente infantil logra el prodigio de que los sueños se vivan como realidad. Entonces se creía en los dragones, los príncipes azules, los enanitos, las cenicientas, brujas y las hadas. Fantasías llenas de belleza y enseñanzas, que poblaban las mentes sin contaminar por la realidad de la vida y sus componentes.
Sobre estos últimos seres fantásticos, las hadas, va el artículo de hoy porque, John Hyatt, profesor universitario, director del Instituto para la Investigación y la Innovación en Arte y Diseño de la Manchester Metropolitan University, en Inglaterra, tomó unas fotografías en las que se revelan las imágenes de unos diminutos seres alados que coinciden con la idea concebida que se tiene universalmente sobre las hadas. Las imágenes son impactantes y unos las verán en esos pequeños cuerpecillos y otros verán sólo una especie de insectos que casualmente cumplen más o menos con el dibujo de los cuentos.
Pero ¿existen realmente? Chi lo sa. Lo cierto es que el citado profesor tomó esas instantáneas en Lancashire, negando cualquier tipo de manipulación. Al principio creyó que eran moscas u otros dípteros, pero un examen más detallado de las fotos le hizo dudar de la primera impresión. Por supuesto, hay que dejar bien claro, que John Hyatt, en ningún momento afirma categóricamente que esas imágenes sean de hadas, ni mucho menos. Pero sí declara que para muchas personas las fotografías les han llevado un poco de magia a sus vidas, y desea que quienes las miren, lo hagan con la mente abierta, porque sólo viendo bien, se cree.
En la cultura europea las hadas han ocupado siempre un espacio especial junto a otros seres misteriosos femeninos que viven en bosques recónditos, aislados del ser humano, y que si éste llegase hasta esos feudos encantados, descubriría una sabiduría de otro modo inalcanzable, a través de estas potencias totalmente libres que controlarían lo que a los hombres se les escapa de continuo, como el destino, del que tales fuerzas metafísicas serían mensajeras. Me gustaría que este mundo mecánico, robotizado, materialista y desangelado en el que vivimos, nos dejase soñar por un momento que existen.
