Opinión

No es lo que parecía

Lo leo y no lo creo. ¡Madre mía! Ahora resulta que, según LA American Heart Association, las grasas no son las principales causantes de las enfermedades cardiovasculares. La comunidad médica reconoce que erró al creerlo y al decirlo así durante 50 años. Esta es la conclusión de un trabajo en el que fueron estudiadas 148 personas divididas en dos grupos: uno que seguía la dieta baja en grasas y el otro que seguía una dieta baja en carbohidratos y alta en grasa y proteína. El estudio fue publicado en el National Institutes of Health en EEUU. Después de tantos sacrificios durante media vida, enorme etapa para un mortal, al dejar de solazarse ante unos tocinitos de cerdo, que eran tocinitos de cielo, tocinitos de placer al paladar que tanto lo agradecía... Penitencia inútil, agregada a tantos saltos en el gimnasio para reducir los michelines, tan majos ellos, tanto footing para quemar grasillas instaladas graciosamente en diferentes partes del cuerpo serrano, tanta verdura para bajar peso… En fin, miles de agobios, quejas y lamentos, sinsabores sin cuento, nunca mejor dicho, para que el corazón, ese reloj interior que nos acompaña desde que nacemos y que marca inexorable los minutos de la existencia, estuviera cuidado, mimado, querido y servido con toda la dedicación que se puede propiciar al que tiene el poder de salvarnos o condenarnos. Ay, corazón, corazón, qué equivocados estábamos al hacerte padecer esas dietas tan rigurosas, cuando, a lo mejor, tú nos pedías un poquillo de engrase para que tus bálbulas y delicados entresijos de tu sistema se sintiesen menos oxidados… Sin embargo, al cabo de tanto tiempo en el que te teníamos castigado con la supresión de lo más sabroso de nuestras comidas caseras y de acostumbrarte a esos modernos platos gigantescos, en los que solo se coloca en su centro un mínimo de hierbas del campo y pétalos de flores, tu seguías fallando y poniéndonos en un brete, quizá como venganza que no debe extrañar. Pero extrañados te preguntábamos algo moscas, ¿es que no te cuidamos bien? ¿De qué te quejas maledeto caprichoso? ¡Pobre corazón! Te teníamos sequito. De todas formas y hasta que el médico de cabecera diga lo contrario, te seguiremos negando el linimento gastronómico que a todos nos apetece, no vaya a ser el demonio. Aguanta, corazón, no vuelvas a fallar. Vendrán tiempos mejores.

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