Opinión

EL ESTORNUDO DE EL CORTES INGLÉS

Ha sido y en gran medida sigue siendo una empresa emblemática dentro del sector empresarial español y de manera especial en la gran distribución, porque era capaz de combinar crecimiento, precio y calidad aunque su estrategia ha sido afectada por el modelo Mercadona, que, situando a sus proveedores en muchos casos en el límite de viabilidad, y mediante la marca blanca, ha conseguido un respaldo en el mercado mas que considerable. Hay que admitir que, a pesar de las dudas y reticencias que para algunos suscita la estrategia de Mercadona, el propio Corte Inglés, acuciado por el mercado, ha tenido que dar respuesta de precio. La crisis, aparte de nuestra especial idiosincrasia de consumidores, acentúa el factor precio por encima de consideraciones de calidad o servicio. Se compra lo mas barato, y se apartan las consideraciones de calidad, lo cual es especialmente grave en el segmento alimentario, por ejemplo, pero es lo que hay. Una forma de empobrecerse es consumir menos calidad. Pero es lo que muchos se ven obligados a hacer.


Con todo, el Cortes Inglés sigue siendo referencia. El dicho español de que cuando fulano estornuda mengano tiene gripe, es un buen argumento para valorar un hecho relativamente insólito en el mercado financiero español: el Corte Inglés tiene problemas para financiarse con la banca y, en consecuencia, se decide a emitir bonos. He comentado esta noticia con algunas personas no expertas y no la acaban de entender, al menos en su trascendencia, y conviene explicarla porque ilustra bastante. Veamos: toda empresa para vivir, no solo para crecer, necesita financiación. La puede obtener de dos maneras: mediante los recursos propios, es decir, mediante capital, o a través de recursos ajenos que llegan a la empresa a través de las diversas formas de crédito, para entendernos. O ponemos dinero nosotros o lo pone el banco y tendremos que devolverlo, se decía antiguamente, y ese dicho sigue siendo verdadero.


La banca y las cajas de ahorro españolas han sido los grandes suministradores de crédito a las empresas del sector real español. No se discutía el principio de que las entidades financieras encontraban su verdadera razón de ser en canalizar el ahorro hacia la inversión productiva, financiando a aquellas empresas capaces de crear riqueza y empleo estable. La cosa era sencilla: el empresario sabía que su banco hablaba el mismo lenguaje que él en lo que a financiación se refiere. Pero la crisis ha alterado este proceder. La banca, y las desaparecidas cajas de ahorro, ya no prestan con regularidad, sustancialmente porque no pueden, dado que sus aventurismos financieros han provocado masas ingentes de dinero perdido, y si no tienen capital no pueden conceder préstamos. Se entiende entonces que ese aventurismo financiero lo han pagado tres colectivos: los españoles en su conjunto, porque al final el Estado -léase en teoría nosotros- hemos tenido que poner decenas de miles de millones, y los empresarios que se han quedado sin financiación. De estos últimos, muchos han desaparecido, lo que trae al tercer colectivo afectado: los parados, que han perdido su empleo como consecuencia del cierre de las empresas en las que trabajan derivado de la falta de financiación. Por eso algunos llevamos años diciendo que o se restaura el crédito o el destrozo económico será descomunal. El FMI lo dice ahora, cuando ya el tejido empresarial ha sufrido un estrago que no sabemos todavía valorar.


Pues bien, el Corte Inglés, que vende a crédito, tiene una cartera de créditos contra sus clientes. ¿Que hace? Pues quiere emitir bonos, es decir, obligaciones respaldadas con esos créditos de sus clientes. Los tituliza, como dice en el argot financiero. ¿Porque hace eso? Porque necesita dinero, como todo el mundo. ¿No le dan los bancos el dinero? Pues parece que no todo el necesario. ¿A quién apela? A eso que llamamos el mercado y le dice a los 'inversores': compre usted mis bonos porque están respaldados por mi y por mis clientes. ¿Funcionará? Alguien me preguntaba: ¿por qué va a dar el mercado el dinero que no da la banca? Bueno, porque así funcionan las cosas en los mercados de capitales, en donde hay un dinero que no quiere comprar acciones, pero sí obligaciones, porque prefiere la rentabilidad de los intereses a la de los dividendos y plusvalías. Y el Corte Inglés, que tradicionalmente tenía exceso de caja, se ve obligado a apelar a ese mercado.


La cuestión es que ellos pueden hacerlo, pero ¿y los miles, cientos de miles de pequeños empresarios a los que se les ha negado el crédito? Ellos no tiene acceso a ese recurso, porque no son nadie en el mercado de capitales. No disponen de esa alternativa. Solo les queda el dinero propio o desaparecer, y esto último es lo que ha sucedido después de consumir en la empresa muchas reservas familiares. Por eso el Corte Inglés es un síntoma claro de lo que está pasando en España. Este estornudo financiero de El Cortes Inglés ilustra sobre la enfermedad que ha afectado -y sigue- a las empresas pequeñas y medianas, provocando en muchos casos su cierre.

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