Opinión

LA EUROPA ALEMANA

En el año 2011, en mi libro “De aquí se sale”, en el que me propuse identificar las causas y apuntar algunas soluciones para la crisis, sostuve o, que si España seguía por el sendero que nos habían marcado, acabaría convertida en una especie de “Lander”, un estado asociado de Alemania, sin poder para adoptar decisiones propias, quedando sometido a las decretadas por los gobernantes germanos. Algunos calificaron mi idea de exceso El tiempo, poco a poco y paso a paso, fue mostrando que nuestras decisiones como país pasaban por obtener, al menos las mas importantes, el placet de Merkel, dirigente de la nación alemana.

La evidencia estalló en el Parlamento español cuando el presidente Rajoy, en una alocución sobre la crisis, se destapó con una frase que hará historia: “España carece de la libertad para decidir sus soluciones”. Ese día algunos se dieron cuenta que habíamos cedido tantas porciones de nuestra soberanía que, al final, teníamos que asumir los problemas, sin la libertad para adoptar las soluciones. ¿Y de quien dependíamos? De Alemania, así que la tesis de convertirnos en una especie de Estado tributario de la nación germana no era una locura sino, mas bien, una pura y dura evidencia y negar las evidencias no es un camino que lleve a ningún puerto seguro.

Me encuentro en fase de elaboración de un futuro libro que espero poder publicar en colaboración con uno de los “padres” del euro, referido, precisamente, a cómo se gestó esta moneda llamada única y por qué ha generado los problemas en los que nos vemos envueltos, algo que muchos españoles se preguntan casi a diario. Mientras tanto, leo un texto publicado en Diciembre del pasado año 2012, con un titulo claramente sugestivo: “La Europa Alemana”. Su autor es Ulrich Beck, profesor emérito de Sociología de la Universidad Ludwig Maximilian, de Munich, que imparte igualmente esa asignatura en la prestigiosa London School of Economics. Les transcribo un párrafo de su “Prólogo” “Todo el mundo lo sabe, pero declararlo equivale a romper un tabú: Europa se ha hecho alemana. No ha sido -dice el autor- intención de nadie, pero ante la posible quiebra del euro, Alemania, como potencia económica, ha ido a parar a la posición de potencia política europea que toma las decisiones”. Pues mas claro agua.

¿Que título atribuye a Alemania esa indudable hegemonía política en Europa? Simple: el dinero. Bueno, el dinero en su economía y la capacidad de controlar la producción de dinero en la Europa del euro. Me explico: nuestro Banco de España, enfrentado ahora a su dimensión de espuria policía financiera de los gobiernos de turno, carece de la soberanía de emisión. Sus competencias fueron transferidas al BCE, que, curiosamente, tampoco puede teóricamente emitir dinero. Sin embargo, lo hace, mediante subterfugios conocidos de los expertos. Pero siempre se necesita el placet alemán porque el poderoso Bundesbank, el banco central de Alemania, sigue ostentando cruciales cuotas de poder en ese país. Por tanto, como la economía española necesita dinero y no lo podemos emitir, y los mercados internacionales no nos lo suministran, o lo hacen a un precio impagable, no queda mas remedio que pedirlo a Alemania. Por esta vía, o nos portamos bien y hacemos los deberes que nos imponen, o nos quedamos sin dinero para pagar las nóminas de los empleados públicos.

Y, como encima, hemos tenido que pedir una inconcebible, por ingente, cantidad de dinero para pagar los destrozos causados por la gestión de los políticos en una de las instituciones capitales de nuestro sistema financiero, las Cajas de Ahorro, que han desaparecido del mapa a golpe de mala gestión y de gestión delictiva, mientras el Banco de España miraba para otro lado, y los partidos políticos se beneficiaban de esos dispendios en gran medida, pues la dependencia de ese dinero de complacencia alemana se convirtió en el eje de la política económica de este gobierno. Algunos dicen que no había alternativa. Claro que la había. Siempre la hay. Hemos hecho la política que conviene a nuestros acreedores por encima de la que, en mi opinión, conviene a nuestros ciudadanos. Hemos hecho los deberes para pagar las deudas a otros, pero mientras tanto nuestro ejido empresarial se encuentra al borde del colapso. Y reconstruir 600.000 pequeñas y medianas empresas desaparecidas, cuesta muchos años, y eso sin contar con el profundo desánimo empresarial que se respira hoy.

Bien, y ¿ahora qué? ¿Existe una idea precisa, concreta, definida de la Unión Europea? No es euroescepticismo sino realismo responder negativamente. No es que no funcione ese aparato burocrático, lento, pesado, desesperante en la toma de decisiones capitales, sino que además es contradictorio y un dia dice “A” y otro “B” y por si fuera poco el BCE, ese banco que no podía emitir dinero por sus Estatutos, acude a subterfugios de leguleyos para burlarse a sí mismo. La cuestión es: ¿a dónde va Europa? ¿A seguir siendo propiedad de Alemania? ¿Hay una idea de España en Europa? Lo tratamos en próximos artículos.

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