Opinión

O PLANTARSE ANTE EUROPA O POBRES DE SOLEMNIDAD

Dice Roman Cendoya, en un libro de reciente aparición, 'rEvolucion', que hemos pasado de la cultura del conocer a la del acceder. Y tiene toda la razón: al día de hoy muchos entienden que no es necesario conocer porque con acceder a la información de la red todo resuelto. En efecto, si queremos saber qué es el euro o un rescate penetramos en el buscador de turno introducimos el término, contemplamos la pantalla, leemos superficialmente y ya está. Sí, claro, ya está leído pero no reflexionado, ni meditado, ni aprehendido, como decían los clásicos. La cultura del acceder proporciona posibilidad de información, pero conocimiento, lo que se dice verdadero conocer, eso es harina de otro costal. Pero sucede que ese cereal casi no se consume y así nos va. Y en muchos campos nos va fatal, pero en el del entendimiento de lo que nos rodea, en la comprensión de donde estamos y hacia donde vamos, en las líneas maestras de nuestro caminar como civilización, la cosa no puede estar peor, quizás porque he probado a introducir en el buscador la frase de '¿a donde vamos?'y no he obtenido respuesta.


¿Qué nos pasa en la economía? Pues nada más ni nada menos que estamos en la disciplina del euro, a ver si somos capaces de enterarnos que eso equivale a decir que tenemos que seguir los postulados dogmáticos de Alemania. Y no es una frase sino la realidad pura y dura. El euro, como muy bien explicó el profesor Calaza, no es sino el marco alemán con nombre cambiado. Alemania dijo: ¿quieren ustedes euro? Bueno pues acepto llamar a mi moneda con ese nombre un poco cursi, dicho sea de paso, pero aquí mando yo y la mejor prueba es que el banco Central Europeo se va a configurar al modo y manera que me gusta a mi, es decir, sin poder ser prestamista de última instancia. Así que ya lo ven: ni la zona euro era zona monetaria óptima, ni todos tenemos los mismos niveles de competitividad, nuestras economías eran asimétricas y el BCE no es prestamista de última instancia, al contrario de la Reserva Federal, el Banco de Inglaterra o el Banco de Japón. Resultado: a Alemania le va de cine a costa de que nosotros nos quedamos sin entrada para la película. Vamos que sus superávits son consecuencia de nuestros déficit. Y el descenso de salarios es consecuencia inevitable de esa situación. El euro para todos, incluidos griegos, portugueses y españoles, creó a los débiles del sur un poder artificial de compra. Esos países de repente se creyeron millonarios, y la mejor prueba de la nueva 'riqueza' consistía en comprar coches alemanes, por ejemplo. Así que a endeudarse como fieras y los bancos, como enajenados, a conceder hipotecas y préstamos a promotores inmobilarios. Conclusión: el desastre de la economía real y los miles de millones que hemos tenido que poner para 'sanear' el sistema financiero. ¿Responsables? Primero los políticos que nos metieron en el euro sin tener derecho a un referéndum, sin evaluar adecuadamente ventajas e inconvenientes. ¿Quieren una prueba? Es una carta de Jose María Aznar de fecha diciembre de 2011 dirigida a los españoles en la que decía, entre otras cosas, lo siguiente: 'gracias al euro, y al hecho de formar parte de la Unión Europea y Monetaria, tenemos precios más estables, una economía mas dinámica y próspera, capaz de crear más empleo y oportunidades para todos'. Pues el acierto no puede ser más pleno... Algunos políticos tienen una visión del futuro un poco singular, porque lo que les preocupa es su futuro y lo que suceda con el país se rige por lo de que cada palo aguante su vela.


¿Y por qué no nos vamos del euro? Pues porque diseñaron un matrimonio de los de antes, indisoluble. En Alemania, por cierto, ya hay quien ha presentado ante la Corte Suprema un manifiesto pidiendo al Tribunal que obligue al Gobierno alemán a irse del euro porque se están violando las reglas fundacionales. Claro: la presión por los eurobonos aumenta. Vamos a ver si nos entendemos: si Alemania cree que esto del euro consiste en que ellos son cada vez más ricos y el Sur cada vez más pobre, pues tiene que ser consciente de que eso no puede durar toda la vida porque no se puede condenar a países como España a intolerables niveles de pobreza, índice en el que hemos descendido, por cierto, de manera alarmante. Por eso no me vale con que me digan que salirse del euro es un desastre, como si lo que tenemos no lo fuera. Lo mejor es plantarnos ante Europa y decir que así no seguimos. Que necesitamos mas tiempo, que el BCE funcione como banco prestamista de ultima instancia, que los recortes con más calma, que potenciemos el crecimiento, que asuman que no puede ser que un empresario alemán tenga dinero barato y los españoles no lo tengamos, y, de obtenerlo, cuatro veces mas caro, que así no se puede continuar porque acabamos con los fundamentos de la democracia. Y si no lo entienden los alemanes pues allá ellos porque quienes lo entenderán serán los españoles. Y si tampoco lo entendemos nosotros, pues tendremos lo que nos merecemos.

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