Opinión

POLÍTICOS Y ANALISTAS MACRO

Estuve almorzando el miércoles pasado con un americano, un hombre de unos 54 años, que vino a España a montar una división de banca privada de uno de los grandes bancos suizos, que adquirió experiencia y conocimiento en nuestro singular mercado financiero y que, finalmente, cansado de trabajar para otros, decidió abordar la aventura de convertirse en empresario de productos financieros. Veinticuatro años después su empresa es un éxito y distribuye productos de esa naturaleza por distintas partes del mundo. Me contaba que acaba de llegar de un encuentro de EE.UU. con los llamados 'expertos macro', que son aquellos analistas que conjugan lo que se llaman las macromagnitudes definitorias de la economía para finalmente establecer un diagnóstico de por donde pueden ir los tiros de la evolución en el corto, medio y largo plazo. Ya se que algunos que lean estas líneas inmediatamente pensarán que serán expertos pero que cada día se equivocan más los llamados informes oficiales. Y tienen razón, pero habría que diferenciar las estimaciones de entidades que, se quiera o no, tienen cierta influencia política, como puede ser el FMI, y aquellas reuniones privadas en las que no se pretende ser reconocido como profeta económico sino algo más empírico: decidir qué va a pasar para ver como se consigue ganar dinero.


La evolución de la humanidad en cuanto tal les trae bastante al fresco. Su negocio es otro. Lo digo más claro y por derecho: creen estos analistas macro que existen grandes posibilidades de que el mundo en el corto plazo entre en una profunda depresión. Así de claro y de rotundo. Obviamente es un escenario muy poco atractivo porque eso quiere decir pobreza, desesperanza, crisis profunda, cierres empresariales, posiblemente suicidios, revoluciones sociales... En fin que pintan un panorama desalentador. ¿De dónde obtienen la información para sustentar semejante conclusión? De una serie de macromagnitudes, nivel de endeudamiento mundial, crecimiento de la masa monetaria, PIB de los países desarrollados, tasas de desempleo, y, sobre todo, la novedad última de la evolución de los llamados países emergentes, que eran los que, con su crecimiento, estaban tirando de la economía mundial con una fuerza no despreciable. Pues bien, parece que los días de vino y rosas de estos territorios comienzan a acabarse y ello repercute en la economía mundial.


¿Y yo qué opino de esto? Pues que como tengo datos macro no me queda más que la cuenta de la vieja del empresario que no es otra que mirar a tu alrededor. Y honestamente no veo que aumente el consumo, que mejore el crédito, que bajen los impuestos, que disminuya la pobreza ambiental, que aumente la esperanza, que se reduzca la deuda pública y el déficit... Todo eso que sabemos. Ya se que en estos días la consigna oficial es que estamos saliendo de la crisis, pero inmediatamente leo que el FMI dice que hasta el 2015 no vamos a crecer, que ignoro si los bancos siguen teniendo problemas serios o no, que unos sostienen que no necesitan más dinero y otros que lo van a reclamar... Como se que no puedo creer más que en lo que veo a diario, en eso me refugio y lo que veo no me llena de satisfacción sino más bien todo lo contrario.


Ya sé que las crisis son una oportunidad para sembrar campos que cosecharás cuando las cosas mejoren. Pero uno, además de otras cosas, vive en este país, siente afecto por él. Aquí tiene hijos y nietos, y amigos y parientes, y personas a las que ve deambular sin rumbo. Y siente las preocupaciones de qué sucederá mañana y pasado. Es decir, que la crisis y sus derivadas, además de todas esas cosas que sabemos, duelen, y duelen por dentro con mucha fuerza, sobre todo cuando sientes que se podría haber evitado, al menos la demoledora brutalidad que nos acosa a diario. Si hubiéramos atendido a ciertas consideraciones... Pero llorar sobre leche derramada sólo sirve para que se corte y no haga ni siquiera nata.


Pero esta es la diferencia entre nosotros y los analistas macro. Ellos dibujan un escenario. Y si la humanidad sufre, les importa tres o cuatro pepinos, es solo un dato. Si hay pobres, deshaucios, ejecuciones hipotecarias, hambrunas... Eso no va con ellos. No son sino datos de hecho, no cuestiones a valorar social o políticamente. Para entendernos: si llegaran a la conclusión de que se incrementarían las muertes por inanición diseñarían un escenario en el que lo rentable serían las funerarias y los cementerios privados. No somos para ellos individuos sino datos, elementos de sus ecuaciones en las que el resultado final tiene que ser positivo y llamarse capital o dinero. Si se reduce el déficit y millones de personas van a la pobreza, pues dirán que hay que invertir en alimentos baratos para vender a los pobres. En fin, que se me entiende, creo, y sino qué le vamos a hacer...


Pues algunos de nuestros políticos parecen ser aprendices de analistas macro. Galicia va bien porque no sé qué cosas macro se han mejorado... ¿Nos damos un paseo por nuestro país? ¿Vamos al rural, al urbano, al industrial, al comercial, al financiero? ¿Mejoramos? Ya se que es dificil, pero ¿que pedimos, políticos de verdad o analistas macro?

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