Opinión

LA PUERTA FALSA

Fue el prohombre Martin Luther King el que advertía en una de sus alocuciones sobre los peligros del totalitarismo, con una frase que quedará para la historia: 'Nunca olviden que todo lo que Hitler hizo en Alemania era legal'. A estas alturas de la película, mientras el acomodador muestra tímidamente con su linterna un punto de luz en medio de un espacio inmenso y oculto, me pregunto qué es lo que se esconde bajo tanta oscuridad.


Lo digo por la última maniobra del ministro Wert, y no me refiero al intento de recorte de las becas. Lo que verdaderamente me preocupa es que el Ejecutivo haya aprobado una ley pasando tan de puntillas por el Hemiciclo que ni siquiera la oposición, que por cierto debe andar por otro planeta, se ha enterado del desaguisado. A esto añado la intención, para mí dolosa, de aplicar la norma con carácter retroactivo, y como dice el mago de feria le voilá: ya está cocido un régimen capaz de desarrollar estrategias para crear y aprobar leyes a espaldas del resto de los representantes legales del electorado y en perjuicio de los propios ciudadanos.


Y en el fondo subyace la pregunta de sí las iniciativas del ministro de Educación no son en realidad simples cortinas de humo que ocultan una situación que apenas es positiva dentro de la óptica del Gobierno, pero que por lo demás no contenta absolutamente a nadie. Me refiero al optimismo con el que se nos muestra las cifras de desempleo, en franca incongruencia con las altas a la Seguridad Social, y en particular a aquella promesa del programa del PP que en su cartelería preelectoral pregonaba un '+ empleo - impuestos', y que al final se ha traducido en todo lo contrario, dorándonos la píldora con sucesivas promesas futuras de bajada de impuestos, proposiciones más que gratuitas a fondo perdido.


Después de tanta metedura de pata, tras tanta propuesta empecinada para posteriormente retractarse, cualquier ministro tendría que haber dimitido ya por fuerza, excepto el manido Ignacio Wert, que siembra polémica allá donde vaya, ostentado el triste récord de granjearse las peores críticas incluso entre sus propias filas. En vista de los hechos no puedo dejar de preguntarme si Rajoy lo guarda como un as en la manga para captar la atención del electorado dándole un respiro en el resto de frentes, o si han firmado entre ambos un pacto de sangre para mantenerlo en el puesto a cualquier precio. ¿O será que el señor Wert es simplemente un agente de Caos, infiltrado en el poder, camuflado de político, cuestión que no costaría demasiado sostener para convencer incluso a los que aborrecen la Teoría de la Conspiración?

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