Opinión

DE AUTÓNOMOS/ EMPRENDEDORES

Sabemos que desciende el número de autónomos tanto en Ourense como en el resto de Galicia y España, y no porque nos lo diga cada día un nuevo local cerrado por piernas (si tarda un poco más ni para el mendrugo de pan al día siguiente) sino porque contrastan desagradable censo distintas Administraciones e Institutos de estudios sociales, o mismísima Universidad con su investigación y desarrollo. El dato en Ourense es contundente, dos mil quinientos autónomos menos en los últimos cinco años, casi un diez por ciento de pendiente hacia un descalabro. Y esto a pesar de los impulsas y demás intenciones presuntamente buenas pero hueras de los gobernantes, porque vacías están sus señorías de experiencias empresariales al respecto, ¿o conocen ustedes muchos políticos que sean o hayan sido empresarios y/o autónomos?


Sinceramente, no me extraña nada que se vayan al carajo tantos y tantos negocios pequeños, porque por mucho humo-ley de emprendedores conque quieran fumarse la realidad y la fama de tanta ineficacia política, la verdad es que los autónomos solo cuentan con su propia fe para no acabar como el rosario de la aurora. En parte porque responsables políticos venden falazmente planes municipales de pactos para el empleo, o planes autonómicos al autónomo y estatales al emprendedor, y cuando logran meter el caramelo en la boca al ingenuo ciudadano se lo quitan de una patada en el culo por la letra pequeña que redondea su oratoria pública, o verborrea al respecto.


La realidad es que por mucho hablar de ayudas y facilidades al emprendedor la realidad no cambia, y lo primero que tiene que hacer el que va a exponer su pasta es pasar por propia caja de la Administración para dejar una parte de ella pagando tasas e impuestos que dan por hecho que la cosa va a ir bien, curiosamente pese a que por la suma exagerada del impuesto pertinente la cosa comienza muy mal. Nada que decir de los trámites de gymkhana que lo llevan de procesión del banco al notario y Registro, pasando por Hacienda y Xunta, nuevamente Concello, y vuelta atrás, de un lado a otro sorteando obstáculos que además son peajes económicos, porque desde la nota registral hasta el impreso del epígrafe nada es gratis en este mundo económico administrativo, a pesar de que conjuguen mucho el transitivo incentivar.


Después comienzan las leyes u obligaciones que el emprendedor no podía ni siquiera imaginar dado que hablamos de 'alguien que comienza algo', además de que muchas de ellas no respondan a una lógica pero que son de obligado cumplimiento, y a seguir pagando. Desde desinfección hasta ruidos, pasando por prevención de riesgos, basuras, IVA sin venida, la alarma necesaria para un momento de importante delincuencia, partidas de electricidad que no son consumo, asesores de todo tipo, etc., todo suma y lleva el susto hasta la cuenta corriente que has abierto y que en cuánto das la vuelta te deja pálido porque el banco, al que rescataste en tu cuota parte ciudadana por sus golferías pasadas, también te la está metiendo con comisiones desfasadas y plenas de desfachatez.


Así y por dos o tres de líneas más que podríamos añadir, acabamos por donde empezábamos; que no nos extraña que cada día haya menos autónomos, sobre todo cuando te embaucan con bonificaciones para los que lo van a ser por primera vez, o cuando empleen a menores; en un caso porque el autónomo tenga empresa, en el otro porque la jornada no sea completa, el resultado es toma engaño o mentira política que por mucho que nos tengan acostumbrados ¡rediez!, es para cagarse en la madre del cordero.

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