Opinión

Enhorabuena

Hoy Ourense está de enhorabuena, y no porque le haya tocado un litoral de costa atlántica o por haber sido elegida sede de unas Olimpiadas, sino porque podríamos estarnos lamentándonos hoy de una enhoramala. Porque hasta ahora, pensemos, sólo había unos planes del Ministerio de Fomento al respecto de la entrada del AVE en Ourense; planes que pasaban por aprovechar la actual vía, con sus curvas de dificultad y un futuro muro de lamentaciones dividiendo la ciudad; planes nada idóneos para el desarrollo futuro urbanístico, y frustrantes para alcanzar un modelo de ciudad mucho más habitable y humana de lo que hoy es; pero planes convenientes para el Estado por el menor gasto presupuestario con que atender el capítulo de infraestructuras de Ourense.


La enhorabuena es para todos, especialmente a los más jóvenes, porque no tendrán que renegar nunca, por este motivo, de sus progenitores; qué duro sería para éstos saberse y sentirse hijos de una ciudad que no se respetó a sí misma por no defender lo que era justo. Pero gracias a Dios, a lo mejor también a la elecciones próximas, la cosa es que ya no hay vuelta atrás en nueva alternativa que liberará un posible y tan necesario vial urbano de comunicación, o espacio verde, o cualquier otra idea que será siempre mejor que la de pasar un AVE a toda velocidad con su impacto acústico y visual (ya no me meto en aquello de los tiempos que se abrevian, etc). Como no podía ser menos, y considerándome un bien nacido ciudadano ourensano, quiero agradecer desde aquí en alta voz a determinadas personas su tenacidad, trabajo y entrega, porque sin ellos posiblemente no hubiera habido el futuro que hoy se ha abierto, no sé si siquiera debate. Gracias, pues, a Xosé Carlos Fernández, Manolo Martínez Rapela y Fernando Martínez Lamas, por hacer nos ver primero lo ciegos que estábamos muchos en un tema de tanta importancia, en el que ni habíamos reparado, y después haber conseguido el apoyo de la Confederación de Empresarios de Ourense que lideró el debate social. También, y en la parte que les corresponde por haber conformado la comisión mixta, CEO y Cámara, que tan inteligentemente trabajó y tantos apoyos recabó de colegios profesionales ourensanos y particulares, con los que se volcó quizás definitivamente el convencimiento político de lo necesario, gracias a Carlos Abella, Emilio López y Modesto Prada, que se unieron a los anteriores en la gestión de reclamar la alternativa de acceso a la ciudad. Y como es día de celebración por el aprobado, dejemos sin subrayar los doctorados silencios de incomprensión y falta de sensibilidad que algunos demostraron, y que pese sobre ellos la conciencia de su insolidaridad.


Pero si el agradecimiento es lógico por el bienestar que proyecta la decisión ministerial ajustada a la propuesta estudiada por estos estimados vecinos, más agradecido le quedo al ejemplo dado por la ilusión y confianza en algo que bien manejado por contados individuos consigue lo que ni siquiera se había planteado seriamente ninguno de los partidos. Recuperar la fe en el individuo y su capacidad por luchar contra cualquier prejuicio vale un Potosí.


Y ya para terminar, simplemente, decir que hay que estar feliz por el aprobado cuando se teme al suspenso, como me ha pasado a mí y, por lo que he percibido, a gran parte de la ciudad; pero no nos olvidemos que Ourense debe aspirar por lo menos al notable, por lo que sigamos trabajando para ganar el soterramiento de la estación y liberar espacio que reverdezca el Puente y nos haga más y mejor ciudad. De momento, ¡enhorabuena, Ourense!

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