Opinión

Más o menos, 
o una Liada

No hay Más sin menos, ni Arturo presidente sin menos sentido común. Que un tío con la responsabilidad que tiene el Catalán I de España trate de confundir, a esta altura de la película retrospectiva, a los espectadores que hemos visto lo que es mentir, trincar, sisar, corromper, robar, y añada usted mismo todos los verbos sinónimos que quiera sumar a esta realización dirigida por su régimen panchito, en un salto de guion único, con un combate ideológico nacionalista, es como para decirle a mandíbula batiente que se ría de sí mismo o de su prima, y que se vaya a tomar por viento. Y es que a cada fotograma que pasa se explica mejor lo de este partido hegemónico de la autonomía catalana, pues la verdad que aflora datos a base de tantos por ciento para la busaca resulta como una linterna potente de acomodador que alumbra el camino oscuro que seguir hacia la butaca de la comprensión. Tantos por ciento para adentro, bien dentro del bolsillo de unos caraduras infinitos, que restan el tanto por ciento de afuera y que tanto necesita el erario público; y si afuera hace frío, ese tanto por tanto que nos dejan los corruptos políticos comisionistas es tan malo como injusto, y lo nuestro es que por narices nos lo saquemos de encima y eliminemos. Lo peor es que nadie aprende en cabeza ajena y el mal se cuela sediciosamente como una serpiente por las rendijas del despacho Edén hasta repetirse continuamente y meternos nuevo bocado al poder; y más de lo mismo: más abuso y nepotismo. Pero no por ello hay que dejar de perseguir a los corruptos que se reproducen como células malignas, hasta radiarlos de nuestro cuerpo social.

Mientras tanto: ¡De pie!, o ¡En pie!, que soflama orgullosamente Mas a los de su vieja guardia convergente, volviendo a su favor las llagas infringidas por el padre político de su partido, el honorable venido a menos (o venido a mucho peor por mangante reconocido), cual si el escándalo de las comisiones por ciento no tuvieran nada que ver con él, rey Artur, ni con su propio partido, cual si acabaran todas las culpas y responsabilidades en un único apellido (o máximo dos si unimos a Pujol, Ferrusola). La táctica evasiva que trata de esquivar la acusación es la archiconocida tinta de calamar, aquí con victimismo respecto a España que a algunos nos aburre por plantearse desde las cloacas de la corrupción y falta de democracia. ¡De pie, o a la Liada!; perdón, ¡a la Diada!, y a movilizar a cuantos más mejor porque así a ver quién es el chulito de localizar ‘donde está Waly’. ¿Será táctica o tal vez subconsciente que lía comisiones, ideas y celebraciones? ¿De pie, en pie, por el machito que les gusta, les renta o procura un beneficio, o por distraer tanta mierda que desborda por los ríos de tinta de la prensa de tanto reventar cañerías del Estado?

Hay que ver cómo algunos se hartan de Nación comíendose con patatas fritas la historia de España en dos bocados, reivindicando algo que no ha sido nunca por mucho que se empeñen en cambiar la guerra de sucesión entre Austrias y Borbones con un simple cambio de letra para pasar a llamarla guerra de secesión o independencia. ¿Mala fe o ignorancia? Y para tanto republicano militante de este mismo punto de vista independentista, para acabar, este artículo 1º del estatuto de la República que dice textualmente: “Cataluña se constituye en región autónoma dentro del Estado español…”. Pues nada, a por ella, que después pediré yo la de A Mirteira.

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