Opinión

Elecciones: vuelta a la casilla de salida

En ocho semanas los españoles se juegan nuevamente su futuro y los candidatos preparan ya sus armas para la batalla.Pedro Sánchez llega este sábado a la reunión del comité federal sin que nadie le haga sombra. No tendrá que someterse a primarias porque, salvo sorpresas de última hora, nadie va a plantarle cara como candidato a la presidencia del Gobierno. La gente del PSOE, cuando vienen mal dadas -con un pésimo resultado el 20D y tras venirse abajo las expectativas de que Sánchez se convirtiera en presidente- muestran una imagen de unión para tratar de superar las situaciones adversas.

Sin embargo sabe Sánchez perfectamente que como no supere ampliamente los resultados últimos, habrá terminado su carrera política y en el congreso que se celebrará en los próximos meses le saldrán contrincantes para disputarle la secretaría general del partido. ¿Susana Díaz? Es lo que desean un número destacado de militantes y no pocos hombres y mujeres de larga trayectoria en el partido que hacen responsable a Sánchez no solo de los malos resultados sino de la desorganización del partido. Por otra parte el triunfalismo de Sánchez una vez que el Rey le propuso como candidato, provocó una frustración generalizada que le hace culpable de todos los males.

Aparecen ahora infinidad de voces que le echan en cara su negativa a mantener cualquier tipo de negociación con Rajoy, que llegara a pensar seriamente en la posibilidad de un pacto de gobierno con Podemos a cambio de importantes cesiones, y su falta de visión al no prever que su acuerdo con Ciudadanos impedía avanzar en un pacto con Podemos … Hoy se cuentan con los dedos de la mano el número de dirigentes socialistas, nacionales o regionales, que siguen siendo incondicionales de Sánchez. No es Susana Díaz la única que apuesta por el relevo, pero mientras algunas personas de su entorno maniobran -no la presidenta-, otros se mantienen agazapados a la espera de los acontecimientos.

En Ferraz se vivió con cierto respiro el anuncio de Chacón de que renunciaba a estar en las listas. Era una rival potencial, y con el anuncio se quedaba aparentemente fuera de juego. A las pocas horas era Irene Lozano la que tomaba la misma decisión. No era ninguna rival, pero sí una apuesta personal de Sánchez en las anteriores elecciones que provocó un profundo malestar en las entrañas del partido. Su renuncia, en cierto sentido, daba razón a los adversarios de Sánchez: Lozano nunca se había sentido parte del PSOE. Las cosas por tanto se ponen complicadas para Sánchez. Como decía alguien muy próximo a él, si el 26 de junio no consigue un número de diputados de tres dígitos, más de 100, los suyos le indicarán la puerta de salida de la secretaría general si no se va él mismo. Y los sondeos advierten que esa cifra es, hoy, es inalcanzable..



LA FOTO CON PODEMOS

Las aguas bajan absolutamente tranquilas en Ciudadanos, no hay problemas en lontananza, ni siquiera les ha afectado la denuncia de irregularidades en la gestión de las cuentas, con gastos electorales abonados a cargo de las cuentas de los grupos municipales.

Nadie cuestiona a Albert Rivera, puede presumir de algo que es absolutamente cierto, que impidió el pacto entre Sánchez y Pablo Iglesias para formar un gobierno que provocaba toda clase de desconfianzas. Pero es evidente que a muchos de sus votantes no les ha gustado el pacto con el PSOE porque se sienten más cerca de la derecha que de la izquierda, y desde luego le pasará factura la fotografía en la que su equipo compartía mesa de negociación con los equipos de PSOE y Podemos. Sin duda, esa foto va a ser utilizada por el PP para tratar de recuperar los votantes huidos a Ciudadanos.

En la casilla de salida se juntan los mismos que la anterior campaña electoral, pero con mochilas muy distintas. Sánchez recibió un revolcón del que creía que se iba a recuperar conquistando La Moncloa, pero le ha salido mal la jugada; Albert Rivera se mueve en aguas en la que no es difícil navegar porque frente a los decepcionados por su acercamiento a la izquierda cuenta con incondicionales que le consideran el único político que lucha contra la corrupción. Pablo Iglesias por su parte ha salido también vapuleado pues no ha podido disimular su autoritarismo y privilegiar a las personas con las que existen lazos familiares, sentimentales o de amistad estrecha. Por no hablar de lo que le ha perjudicado su incapacidad para denunciar el régimen chavista, considerar a Otegi un hombre de paz o su animadversión hacia los medios de comunicación.

Pero lo que ha hecho más daño a su imagen es la falta de lealtad a quienes siempre le han sido leales, y apostar por quienes jamás ponen un pero a sus iniciativas. Relegar a Íñigo Errejón a un segundo plano le pasará factura, como también algunas decisiones de alcaldes de grandes ciudades que demuestran su inexperiencia, su demagogia y la imposibilidad de acometer promesas electorales que ya se les había advertido que eran de imposible cumplimiento. Además de aprobar medidas que tienen que ver con el revanchismo y no con la defensa de los intereses de sus ciudadanos.

LA PARRILLA DE SALIDA

En la pole del 26 de junio Rajoy sigue ocupando la primera posición según todos los sondeos. Pero con impulso insuficiente como para seguir siendo presidente de Gobierno, por lo que necesitará llegar a acuerdos con otros partidos. Es su principal obstáculo para mantenerse en la presidencia, mientras que su principal haber es que cuenta con un partido sólidamente unido y que hoy no le cuestiona. El PSOE solo se avendría a negociar con él si Sánchez no es el interlocutor -no puede ver a Rajoy ni en pintura-, a no ser que Sánchez, si se ve fuera definitivamente de la contienda política, recoja velas. Albert Rivera no niega su disposición a alcanzar algún pacto de gobierno con el PP si no es Rajoy el presidente, pero la experiencia demuestra que si el PP alcanzara un resultado muy superior al de diciembre, el líder de Ciudadanos podría sentarse en una mesa negociadora con Rajoy, con la excusa de que los españoles, mayoritariamente, no ven a Rajoy como el jefe de los corruptos, que es como lo ve el líder de Ciudadanos. Y que lo que importa es España.

Nos espera una campaña a cara de perro pero contenida en las formas. El propio Sánchez acaba de confesar que fue un error recurrir al exabrupto para atacar a Rajoy. Al presidente en funciones le están preparando una “campaña del megáfono”, y no es el único que además de patear la calle para restringir los gastos, ha comprendido que los ciudadanos quieren ver a los políticos más cerca y contarles sus problemas. Unos ciudadanos hartos del espectáculo de desacuerdos, teatro, engaños, oportunismo, demagogia, desplantes, frustraciones y desilusiones. Nunca ha habido una legislatura tan corta, y no ha sido nada edificante. La gente está desencantada de la clase política y tiene razones para estarlo.

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