Opinión

Ojo a Pedro Sánchez

En cuestión de días se ha convertido en una figura con futuro en el Psoe. Fue el primero en dar un paso al frente hace cuatro o cinco meses, cuando anunció que tenía la intención de presentarse a las primarias mientras otros hacían como que sí pero no acababan de lanzarse al ruedo. Pedro Sánchez sin embargo, un perfecto desconocido no solo para la mayoría de los españoles sino también para la mayoría de los militantes, se dedicó a recorrer agrupaciones a lo largo y ancho del país, y hoy empieza a sonar su nombre. El miércoles, mientras Madina ponía condiciones en el pasillo del Congreso de los Diputados para presentar su candidatura a la secretaría general del Psoe, un miembro de su ejecutiva, de largo historial, comentaba a esta periodista que conocía a Sánchez hacía mucho tiempo y que se iba a convertir en alguien a tener en cuenta en la política española. Es atractivo, lo que siempre ayuda; se expresa bien, licenciado en Económicas y profesor de Universidad, y con curriculum interesante. Habla inglés y francés, ha estado destinado en la delegación de la UE en Bosnia cuando se debatía el futuro de Kosovo, y también ha trabajado en Bruselas. Se equivocan quienes le comparan con Zapatero: ha sido concejal en Madrid, diputado regional y ahora diputado nacional, con intervenciones interesantes en el Congreso en cuestiones de economía y medio ambiente. Nada que ver con la trayectoria del expresidente cuando fue elegido secretario general.

¿Significa eso que tiene condiciones para ser secretario general del Psoe? No. Significa que en el Psoe puede empezar a subir peldaños una persona que hasta ahora era desconocida, pero que cuando ha empezado a andar ha dejado claro que en ese partido no solo están el puñado de jóvenes que apenas tienen más formación que la que han recibido haciendo vida de partido y, en algunos casos, sin más mérito que haberse colocado lo más cerca posible del alto mando.

En el Psoe se ha abierto un proceso de imprevisibles consecuencias, pero que pasa por el relevo generacional, en eso están de acuerdo incluso los más veteranos. Y si en ese relevo generacional solo se mencionaba hasta hace un par de días a los de siempre, aparece ahora un Pedro Sánchez que en nada de tiempo empieza a despertar simpatía por el esfuerzo que ha hecho para abrirse paso sin más ayuda que su propia capacidad de convicción y que presenta una trayectoria profesional y política con muy distintas experiencias, incluidas la de haber formado parte de las colas del Inem, haberse movido por el mundo, darse de alta como autónomo para tener trabajo, tener formación académica, dar clases en la universidad -lo que le permite conocer los problemas de una juventud agobiada por el desempleo- y vivir desde muy dentro de la política municipal, autonómica y ahora la nacional desde su puesto de diputado.

Atentos al nombre.

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