Opinión

Sánchez no se conforma

Hay dolor en el PSOE por las declaraciones de Pedro Sánchez a Jordi Évole, y se comprende el dolor. Lo de menos es que el ex secretario general socialista pretenda volver a ocupar su despacho, se contaba con ello y en su derecho está Pedro Sánchez de intentarlo de nuevo. Lo que ha dolido, lo que ha entristecido más que enfurecido, es la versión de los hechos que ha dado Sánchez, y sobre todo su arremetida contra un partido que se supone es el suyo. Nunca un alto cargo del PSOE, y mucho menos un secretario general, se ha ido dando un portazo y poniendo de vuelta y media a quienes dejaba atrás e incluso cuestionando que el socialismo actual esté defendiendo como debe las esencias históricas del partido.


Ha arremetido contra la gestora, contra Susana Díaz, contra Felipe González y contra el portavoz parlamentario Antonio Hernando; ha echado abajo las decisiones aprobadas por los últimos comités federales e incluso ha puesto en duda la propia entidad de esos comités federales, ha dado a entender que el Psoe vive a espaldas de la militancia, que participa en vergonzosos juegos de toma de poder, que se deja mediatizar por capitostes del Ibex y por influyentes medios de comunicación, y que todas esas fuerzas y personas, conjuntamente, no han parado hasta obligarle a dejar su cargo y su acta de diputado.


La lealtad se demuestra más que nunca en los momentos de amargura, y es evidente que Pedro Sánchez no pasa, ni de lejos, la prueba del algodón. De tanto resentimiento no puede salir nada bueno, y por mucho que se vuelque con la militancia, también entre los afiliados del PSOE hay jóvenes y no tan jóvenes que sienten una vinculación con el partido que va más allá de las personas, y a las que con toda seguridad no puede gustar la idea de que después de haber llevado al PSOE a los peores resultados de su historia, Pedro Sánchez se presente como víctima de una operación inconmensurable y trate de descalificar a algunas de las personas más decentes del partido, personas que se han dejado la piel en la defensa de las siglas en momentos especialmente complicados.


En las declaraciones de Sánchez no hay la menor alusión a la situación a la que ha llevado al partido. Y en su inaudito portazo, trata de hacer daño donde más duele, presentando a Podemos como el partido que mejor representa la izquierda, el partido con el que hay que llegar a grandes acuerdos, e incluso hace suyas algunas de las ideas del independentismo. 


A todo el mundo se le atraviesa un escollo en el camino, ha perdido un trabajo, le ha dejado su pareja, le han echado de un cargo o se ha visto obligado a abandonarlo. La grandeza se demuestra cuando, ante la adversidad, se va uno con la cara alta y sin hacer daño a quien todo debe.

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