Opinión

Por un hospital digno, no Sideral

El CHUO, con más de 40 años de 'supervivencia', se encuentra en una situación que roza la indignidad para los usuarios y los profesionales que ahí trabajan. En el año 2001, se presentó un Plan Director cuyo objetivo principal era la 'confortabilidad de los pacientes', de tal manera que dentro del inicio de la primera fase se contemplaba la ejecución de obras para adecuar las habitaciones, de las cuales un tercio iban a ser individuales con baño y el resto de dos pacientes también con aseo -claro está, climatizadas-.

Después de 12 años de esa propuesta en la que no se hizo nada más que añadir unas cuantas habitaciones en los extremos laterales de cada planta -por cierto que tienen muchos inconvenientes como que para movilizar una cama del cuarto es casi obligatorio sacar de la misma las otras por no tener espacio suficiente-, el resto de las habitaciones siguen iguales: tres camas por estancia, y una sola ducha y un WC para seis pacientes, con la 'posibilidad' de que en este convivan hombres y mujeres.

Las situaciones que se viven cotidianamente al estar hospitalizado son surrealistas: los pacientes que quieren ir al baño y los profesionales sanitarios que tienen que entrar para ayudar a asearlos, en muchas ocasiones por los sueros u otros dispositivos, tienen dificultades para moverse. En el momento en el que se ingresa un enfermo, sea capacitado o discapacitado, lo volvemos “dependiente”, porque no tiene acceso para valerse por sí mismo, aunque pudiera. Esto supone una mayor carga asistencial para el profesional, ya que la situación del hospital impide la autonomía.

Asimismo, no existe climatización nada más que en la séptima planta del edificio Xeral (Cristal) y en los servicios de Urgencias, Reanimación o UCI. Esto conlleva que en los meses de verano sea insoportable la estancia en las habitaciones, lo que supone en muchos casos un agravamiento del estado de salud de los pacientes.

Ya en 2001, cuando se presentó el Plan Director del CHUO, entonces nos sorprendían las declaraciones del entonces gerente Alfonso Clemente sobre la no viabilidad del Hospital Santa María Nai y de que no cabía la posibilidad de su remodelación por el deterioro total del mismo, por lo que se preveía demolerlo al finalizar el Plan. En esto debía de tener mucha razón, porque poco después se tuvo que cerrar la cocina, por el riesgo que suponía, sin posibilidad de remodelarla ni de ubicarla en otro sitio.

El deterioro existente por la falta de rehabilitación y modernización de las dependencias roza lo ilegal en cuanto a la normativa urbanística vigente, en lo que respecta a los accesos y lugares para discapacitados, como baños, que no existen.

El edificio del Materno-Infantil también iba a ser desalojado totalmente de hospitalización y se iba a reutilizar como área de consultas, incluidas las que se encuentran en el centro de especialidades. Y los pacientes de este inmueble se llevarían a un nuevo edificio conectado con pasarelas para su mejor integración con el conjunto hospitalario.

Nos parecía impensable que la fecha de finalización de este plan estuviera entre los 52 y 82 meses de ejecución, y resulta que, a estas alturas, no se llegó a realizar ni la primera parte de la primera fase, que consistió en la construcción del edificio quirúrgico que no tiene hospitalización, solamente UCI y Reanimación, así como la prolongación de los extremos de las plantas del edificio general. Eso sí, lo primero que hicieron fue quitar a todos los usuarios y trabajadores del complejo el aparcamiento que estaba detrás del Santa María Nai para realizar el actual parking y hacer caja.

Al respecto del acto para la presentación del Hospital sideral 2050 queremos manifestar nuestro desconfianza sobre la viabilidad del mismo, por lo que pedimos que se acondicione dignamente lo existente.

Por todo esto, no dejaremos de denunciar estas precariedades que abundan en un abandono de la asistencia sanitaria.

*Es secretaria provincial del sindicato de enfermería Satse

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