Opinión

Echarse al monte

Esta expresión siempre ha estado asociada a los que, huyendo de la justicia o vecinos, se refugiaban en la montaña para escapar de sus perseguidores porque está claro que en el llano es muy difícil esconderse, por eso que lo de subirse a los riscos siempre ha tenido muy mala prensa, incluso entre los animales; la cabra siempre tira al monte, decimos en plan despectivo , porque este animal, ya no digamos el macho, es un símbolo del carácter indomable y rebelde, incluso en instancias bíblicas .

Pero el próximo sábado día 12 vamos a ir al monte en otro plan, si las circunstancias, sobre todo las llamas, no lo impiden, coincidiremos un grupo de gente en la zona portuguesa, muy cerca de la frontera, por la carretera de Bande, en el parque nacional Peneda-Geres. A partir de las 12.00 horas. Hemos quedado en la localidad de Entre Ambos os Ríos, en el hotel restaurante “Adega do Artur” que también tiene un camping, en ese precioso paraje a orillas de río Limia. Allí, el que no quiera llevarse la tortilla o un bocadillo de casa, puede degustar un buen menú con bacalao a la portuguesa por 20 euros. No sé los que estaremos pero no importa, habíamos pensado en los “andantes” de la asociación “Amigos del camino de la Plata” para que nos guiaran un poco por estos parajes en una suave “marchiña” pero entendemos que son una fechas complicadas, en todo caso, en el citado restaurante habrá una mesa dispuesta a nombre de esta asociación caminante para los que quieran acudir, no hace falta conocerse, el que llegue que se siente, sin más, se trata de gente que siempre hemos conocido como de buena voluntad, nos da igual que sean de derechas o de izquierdas, que hablen una lengua u otra, que sean de aquí o de allá, solo la educación será necesaria.

Aquí no hay estrellas invitadas, ni autoridades, discursos ni banderas, ni se pretenden adhesiones a ninguna causa, simplemente queremos hacer una llamada al rescate de nuestro medio rural, sobre todo los bosques, que vemos que día tras día, por la despoblación, el abandono y la sequía, son combustible en espera del loco pirómano de turno, así que, si no tienes otra cosa más importante que hacer, ya sabes, serás bienvenido, solo, sola, con niños o con abuelos, como sea. 

Pretendemos hacer de este día, (el segundo sábado de agosto) , un encuentro anual que alternaremos en años sucesivos al otro lado de la frontera, con gente de todos los idiomas, creencias, ideologías y nacionalidades que tengan las inquietudes e ilusiones de conservar aquellos valores con los que siempre hemos estado identificados y que vemos que los estamos perdiendo a pasos agigantados. Tenemos que hacer algo; o terminamos con el fuego o él termina con nuestra forma de vida, todos desearíamos que apareciera un nuevo Eulogio Gómez Franqueira que entre sus proyectos estuviera una división forestal que convirtiera en vida lo que hoy es abandono, desidia y en gran parte, cenizas.

Cuando en las grandes ciudades, sobre todo en nuestro país, no tanto en Portugal, vemos a multitud de personas, refugiados o autóctonos, sobre todo jóvenes, tirados en las calles o de okupas en cualquier sótano insalubre, pidiendo limosna, cuando no asaltando, en los semáforos, habría que invitarles a ocupar un espacio rural, (es cuestión de marketing) sabemos que con unas ovejas y unas gallinas se puede vivir, sin estar mendigando, y puestos a meditar, que mejor sitio, sin tener que ir al Tibet.

Antes, los que vivían en el campo, cuando venían a la ciudad se les llamaba “paletos”, porque, efectivamente se les notaba, vestían y hablaban distinto, pero ahora, con las nuevas tecnologías, todos tenemos la misma información, quizás demasiada, en la ciudad que en el mundo rural al que necesariamente, por pura supervivencia, tendremos que volver, pero eso sí, para cuidarlo y poder vivir en él y de él, no para quemarlo.

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