Opinión

CHINA Y EUROPA, INESPERADOS SOCIOS

Paradójicamente, la China comunista va ser la salvadora de la Europa capitalista. Una visita al Viejo Continente del primer ministro Wen Jiabao que pasó por Gran Bretaña, Alemania y Hungría ha sellado importantes acuerdos de cooperación entre la nación continente y estos tres países europeos. Arrumbadas las cuestiones ideológicas, China acude al rescate comprando deuda europea, rebosa de liquidez, tiene reservas de divisas de tres billones de dólares -las mayores del mundo- y posee la capacidad de prestar a los Veintisiete grandes sumas para poder venderle después sus productos, práctica habitual en el comercio internacional que ya ha experimentado y probado con EEUU.


El pragmatismo se impone: por un lado, los europeos han puesto sordina a la cuestión del respeto a los Derechos Humanos o a la represión en Tibet y por otro, los chinos han dejado en libertad bajo fianza con la condición de no hacer declaración alguna al artista Ai Weiwei y a otros disidentes. Contratos por muchos millones de euros estaban en juego, la 'realpolitik', manda. Además, si la economía europea se desploma, China acusaría el golpe a causa den entramado actual de intercambios, por lo que le interesa apuntalar a Europa.


La República Popular China es un ciclópeo estado, el más extenso y más poblado de Asia y del Globo, cuyas enormes dimensiones de más de 9,5 millones de kilómetros cuadrados y sus 1.300 millones de habitantes, aproximadamente la quinta parte de la población mundial, hacen de él un gigante, ahora cada vez más próspero. Las posibilidades y potencialidad de este ingente país que es la Repúlica Popular, dividido en 22 provincias y cinco regiones y gobernado férreamente por el Partido Comunista Chino, solo pueden compararse con Estados Unidos o Rusia en extensión y variedad de climas y orografía.


Por todo ello y en particular por el peso económico y financiero que ha alcanzado en los últimos 20 años, la República Popular se ha convertido hoy en día en un actor central de las relaciones entre el Este y el Oeste. China se ha despertado de su largo sueño Y tiene ambiciones mundiales.


Wen Jiabao empezó su viaje de negocios por Londres donde el primer ministro conservador David Cameron, de ideas ultraliberales diametralmente opuestas a las suyas, le esperaba con los brazos comerciales abiertos, conocedor de que el coloso asiático está exportando en una semana una cantidad similar a lo que antes hacía en un año. Tal potencia mercantil es más que digna de tenerse en cuenta y pesa lo suyo en la balanza bilateral, tanto que contrarresta descaradamente las carencias chinas con respeto a los derechos civiles y libertad de expresión. El Foreign Office declara de una manera cínica que el diálogo económico sinobritánico y el relativo a los derechos humanos 'no son excluyentes' entre sí. Se rubricaron, pues, acuerdos comerciales equivalentes a 1.500 millones de euros y están en juego intercambios que ascienden a 100.000 millones de dólares al año, según las cifras publicadas con motivo de la visita. Poderoso caballero es don dinero, decía ya acerbamente una archiconocida letrilla de Quevedo...


De cualquier forma, a pragmática nadie gana a la canciller Angela Merkel que esperaba al impenetrable y de sonrisa forzada primer ministro chino y a su séquito de 13 ministros en otra de las etapas del periplo. De este modo, fue Merkel tan eficaz con su invitado que se ratificaron en su encuentro los 14 acuerdos que se venían gestando por sus administraciones en distintos sectores por un montante global de 10.000 millones de euros, entre ellos la compra de 88 aviones europeos Airbus 320 que arrojan un total de 5.000 millones según se apresuraron a difundir FaceBook, Twiter y las redes sociales. Invertirán en China empresas tan conocidas como las automovilísticas Daimler, Volkswagen o la tecnológica Siemmens. Déjenme consignar que, en su recuperación imparable que va a toda marcha, la República Popular China superó a la República Federal Alemana en 2009 como principal exportadora del mundo.


Y eso que, curiosamente, fue la canciller alemana la que se mostró más puntillosa con relación a la cuestión del respeto a los derechos civiles en China. Expresó su satisfacción por la puesta en libertad de varios opositores y en especial del artista Ai Weiwei y pidió que su proceso fuera transparente.


También visitó Wen Jiabao Hungría, presidenta de turno de la Unión Europea. En la bella Budapest hizo de nuevo de Rey Mago, dijo que Pekín estaba dispuesto a comprar obligaciones del Estado húngaro y, tras entrevistarse con el primer ministro, el conservador Viktor Orbán, también en las antípodas políticas el huésped chino, anunció la concesión de un crédito al país centroeuropeo por valor de mil millones de euros. n

Te puede interesar